Todos podemos caer en el común (pero grave) error de juzgar a los demás por las apariencias. Sin embargo, existen ciertas personas que no juzgan a los demás de forma aislada, sino que han convertido este hecho en un hábito muy nocivo y puede que ni siquiera sean conscientes de esta realidad tan negativa de prejuzgar constantemente. Paulo Coelho dijo lo siguiente:
Si te preocupas demasiado por descubrir lo que hay de bueno o de malo en tu prójimo, te olvidarás de tu propia alma, te agotarás y serás derrotado por la energía que has gastado en juzgar a los demás.
Asumir el rol de juez, sin que nadie lo pida, puede suponer una práctica peligrosa, sobre todo de cara a cómo nos definimos a nosotros mismos cuando prejuzgamos a los demás. Aprende en refugiodelalma.com, todo lo necesario para entender si prejuzgamos a los demás y las características de las personas que prejuzgan.
Muchas veces los demás nos juzgan sin conocernos, e incluso a veces somos nosotros quienes lo hacemos con los demás. Y es que, todos los seres humanos desarrollamos a lo largo de la vida una increíble habilidad para juzgar a los demás en base a las apariencias, y las apariencias a veces engañan, porque nunca sabemos qué hay tras esa persona.
Según apunta el escritor Oliver Clerc, autor del libro '¡Basta ya de juzgarme!', los juicios son pensamientos limitantes, son hábitos inconscientes que atrapan toda nuestra energía positiva. El perfil de las personas que tienden a juzgar a los demás es del de personas que no están satisfechas con su vida. Suele ser gente que soporta altos niveles de frustración, y esta frustración les conduce a agredir a los demás a través de los juicios subjetivos.
En general, también, las personas que tienen tendencia a prejuzgar a los demás buscan justificar su propia vida desacreditando la vida de otros, y todos sus valores están enfocados a juzgar a los demás de forma constante . También son personas con poca capacidad autocrítica, incapaces de ver sus propios defectos.
La psicología social dice que nuestras expectativas y motivos inclinan nuestros juicios. Sin embargo, dejarse llevar por lo que nos dicen las apariencias, nos puede llevar a equivocaciones y errores sobre la perspectiva que tenemos de los demás. Si bien es cierto que en ocasiones tenemos una corazonada a cerca de las personas que vamos conociendo y nos inspiran sensaciones más positivas o negativas, lo cierto es que en ocasiones dejarse llevar por las apariencias es un hábito emocionalmente tóxico que puede evitarse de la siguiente manera:
Lo primero que debes pensar antes de ponerte a juzgar, es que nadie, ni tú mismo, es perfecto. Practicar la tolerancia y comprender que todo el mundo se equivoca, te ayudará a ser más tolerante, no pensar tanto en las apariencias y a .
El mindfulness es una técnica empleada en el mundo de la psicología que tiene como principio el no juzgar a los demás ni juzgarse a uno mismo. Por ello, muchos psicólogos invitan a adoptar lo que se conoce como 'la actitud mindfulness' para no caer en el hábito tóxico de prejuzgar siempre a los demás.
Es fundamental pararse a pensar antes de emitir un juicio de valor contra otras personas. Y es que, si te dejas llevar por simples corazonadas, es probable que metas la pata en más de una ocasión y que le hagas a alguien un daño absolutamente innecesario. El consejo es que te pares a pensar, y que analices bien la situación antes de emitir un juicio de valor contra alguien.
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