¿Alguna vez has tenido un problema y alguien te ha sugerido que no lo pienses? Si la respuesta es sí sabrás la frustración de recibir ese consejo y no conseguir dejar de pensar en algo. Y no solo eso, sino que ciertas personas piensan tanto las cosas que terminan siendo víctimas de sus propios pensamientos, limitando sus actuaciones y no dejándolos vivir en paz. Si te sientes identificado, crees que piensas demasiado y no sabes cómo controlarlo, hoy te daremos unas pautas y unos consejos para que tu cabeza piense menos y consiga por fin parar y no preocuparse por cosas que no tienen solución o incluso que, en muchos casos, ni siquiera existen.
El overthinking o pensar demasiado en algo es un proceso mental que se caracteriza por la rumiación excesiva de pensamientos y preocupaciones, generalmente asociados con experiencias negativas o estresantes. El overthinking puede manifestarse de diferentes maneras, como la obsesión por encontrar soluciones perfectas a los problemas, la preocupación excesiva por el futuro o la revisión constante de situaciones pasadas para tratar de entender lo que sucedió.
Desde una perspectiva psicológica, el overthinking puede ser un síntoma de diferentes trastornos emocionales, como la ansiedad o la depresión, que pueden afectar la capacidad de una persona para regular sus pensamientos y emociones. También puede ser el resultado de factores externos, como el estrés laboral o los problemas personales.
Para abordar el overthinking, es importante identificar las causas subyacentes y trabajar en estrategias para manejar las preocupaciones y reducir la ansiedad. Esto puede incluir técnicas de relajación, terapia cognitivo-conductual, meditación y mindfulness, entre otras.
Y es que, cuando pensamos demasiado nuestro estado de ánimo decae, nuestra energía disminuye y nos volvemos más vulnerables, por no decir, en ocasiones, neuróticos. Las personas más felices tienen la capacidad de dejar de pensar cuando este pensamiento no les beneficia. No te preocupes si no eres una de ellas, lo bueno en la vida es que la mayoría de cosas se pueden aprender, y dejar de pensar tanto es una opción para ti.
Una de las técnicas más eficaces para dejar de pensar tanto, sobre todo en cosas en las que no queremos pensar, es la meditación. No queremos decir que te rapes la cabeza y te vistas con una túnica naranja, sino que busques un rato al día para centrarte en un único pensamiento. Una de las tácticas que mejor funciona es centrarnos en nuestra respiración ya que así dejamos de pensar y nuestro foco de atención no se centra en lo malo, sino en la canalización de buenas energías. Mediante la meditación conseguiremos distanciarnos de todos aquellos pensamientos que planean en nuestra cabeza y prestar atención solo a lo que estamos haciendo. No te preocupes si al principio te cuesta o no consigues controlar tus pensamientos, es lo normal, pero si practicas un poco de meditación con atención plena cada día, podrás darte cuenta cuando tu cabeza comienza a distraerse y conseguirás centrarte en una única cosa, la que tú elijas.
Se trata de uno de los consejos más populares para no penar demasiado, y es que, si no quieres pensar en algo, lo mejor será que te pongas a hacer otra cosa. Eso sí, debe ser algo lo suficientemente motivador para que te llame la atención y tu mente deje de ocuparse de ese pensamiento tan negativo que no deja de acecharte. Puede ser un hobby, quedar con un amigo o incluso estudiar algo, para cada persona servirá una cosa distinta. Cualquier actividad artística te dará la oportunidad de distraerte además de sacar todo lo que llevas dentro.
Si hay algo que te preocupa y no logras sacar de tu cabeza, quizás tengas que pararte a pensar en ello antes de echarlo de tu mente. Es decir, es bueno que pensemos en cómo podemos solucionar ciertas cosas, pero deberemos deshacernos de aquellos pensamientos que nos hacen daño y además no tienen solución. Quizás, si escribes en un papel tus preocupaciones te darás cuenta que no hay nada que puedas hacer, y de ese modo, conseguirás que mejore tu desarrollo personal y librarte de la responsabilidad de estar pensando todo el día lo mismo.
Sabemos que los pensamientos recurrentes pueden ser de lo más insistentes y que no se van así como así, pero no desesperes. Si quieren estar y entrar en tu mente, acabarán haciéndolo, pero lo que puedes hacer es restringir el tiempo que dedicas a pensar en ciertas horas. Por ejemplo, puede ponerte media hora para pensar en eso en lo que no quieres pensar pero que no puedes evitarlo. De esta forma, cuando te venga en otras horas, te dices a ti mismo: ya lo pensaré luego. Si te decides por esta táctica, recuerda ponerte un horario en el que luego tengas un plan, hayas quedado o estés activo, porque si tienes media hora es solo media hora, no vale engancharse a ese pensamiento para el resto del día.
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