Todos tenemos defectos y casi todos tenemos complejos. La adolescencia es una de las épocas más complicadas de nuestra vida, es donde comienzan a aparecer todos nuestros miedos y nuestras inseguridades y sobre todo, nuestros problemas con el físico. Pero una cosa es tener un complejo, y otra muy distinta que te afecte tanto en tu vida que te impida llevarla con normalidad. Las personas que sufren el síndrome del patito feo ven diversas áreas de su vida trastocadas. Les cuesta relacionarse, estudiar, trabajar e incluso salir de casa. Llegan a sufrir tanto que su visión distorsionada de la realidad les puede costar muy cara. Por eso, hoy descubriremos cómo salir de esta desagradable experiencia.
Cuando hablamos del síndome del patito feo nos referimos a un trastorno que consiste en que la persona que lo padece está excesivamente preocupada por un defecto físico, que puede ser real o imaginado, y le causa tal nivel de malestar que puede llevar a deteriorar su vida social, laboral e incluso personal.
Las personas que padecen este síndrome pueden llegar a evitar salir de casa, por la vergüenza que sufren por su apariencia física, llegando algunos a solo salir de noche para no ser vistos. Suele ser un trastorno propio de la adolescencia, pero en algunos casos, sobre todo si no se trata bien, puede persistir hasta cuando somos adultos.
Hacerle frente a este síndrome no es algo fácil, ya que las personas con un trastorno muy avanzado tienen serios problemas para seguir su vida con normalidad. En este caso, la terapia psicológica y la ayuda de un profesional es la mejor de las soluciones, pues solo un profesional nos dará las pautas adecuadas para poder salir de este estado de irrealidad y tristeza.
Sin embargo, existen algunos consejos que pueden servirnos para hacer frente al síndrome del patito feo, sobre todo si lo que queremos es no empeorar la situación, o vencer de una vez por todas ese lastre que cargamos en nuestras espaldas.
Uno de los problemas fundamentales de las personas que padecen el síndrome del patito feo es que tienen la autoestima baja. Su apariencia física les lleva a sentirse de menos y a compararse con irreales situaciones que solo les provocarán más malestar. Así, aprender a quererse y pensar en uno mismo es fundamental para salir de este estado. Así que, si es tu caso, date tiempo para ti, para disfrutar de la vida... ponte un maratón de películas o cógete un día para ir a un spa. Todo para ti misma/o es poco.
Llevar una dieta sana y hacer ejercicio es una buena forma de sentirse mejor. Comer bien y correr unos kilómetros, no solo es una forma de tener un mejor cuerpo, sino que el ejercicio y la dieta sana te ayudará a sentirte bien contigo mismo, a estar descansada, en forma y en definitiva, a quererte más.
Conocer gente nueva siempre puede ayudarte a quitar ese lastre que tienes encima sobre tu físico. Crear nuevas relaciones en las que te veas bien, te ayudará a tener un ambiente donde ese síndrome de patito feo no se atreva ni a asomarse.
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