El egocentrismo, la falta de identidad o narcisismo son algunas de las características propias que tiene una persona con la autoestima inflada. Cuando una persona experimenta todos estos síntomas tiene problemas para alcanzar su bienestar emocional, puesto que en su día a día se topará con obstáculos que le recuerden constantemente que a través de sus acciones de debe autoreafimar. Visto de este modo, tener problemas de autoestima demasiado alta, o demasiado inflada puede ser igual de complicado que tener la autoestima baja, y esto es algo que en cualquiera de los dos casos se debe trabajar.
Los excesos nunca son buenos, y cuando una persona tiene la autoestima demasiado alta también puede encontrar serios obstáculos para sentirse bien consigo mismo, aunque en público se muestre como una persona segura de sí misma, fuerte, determinante o temperamental. En este sentido, una persona que tiene problemas de autoestima inflada tiene dificultades para ser reflexiva y reconocer sus problemas.
Cuestiones como por ejemplo la necesidad de aprobación, la falta de reconocimiento o la inseguridad son realmente habituales tras este tipo de autoestima. Todo esto puede ser resultado de experiencias negativas, como podrían ser los problemas de afecto, de apego, el rechazo o las alabanzas excesivas, así como algunos problemas vividos en la infancia que hacen que esta autoestima demasiado elevada perdure en el tiempo.
Tal y como ya hemos comentado, el egocentrismo, la falta de identidad o el extremo narcisismo son algunas de las consecuencias que deja una autoestima demasiado alta o falsamente elevada. Para hacer un ejercicio de empatía sobre las personas con una autoestima demasiado alta, falsa o inflada, vamos a descubrir qué consecuencias a nivel emocional se padecen en estos casos:
Las personas que tienen una autoestima falsamente elevada sienten en todo momento que les corresponden más derechos que a los demás. Esto es debido a que la autoestima, cuando está demasiado inflada, nos hace sentirnos por encima de los demás, y nos hace poner más exigencias ante la vida.
Aunque no gocen de una superioridad real, las personas con una autoestima falsamente elevada sienten la necesidad constante de demostrar su superioridad a los demás. Esto lo hacen, simplemente, porque en el fondo tienen la necesidad de demostrarse a sí mismos que es el resto del mundo el que no les entiende a ellos.
Las personas con autoestima demasiado elevada son también narcisistas. De hecho, se creen tan buenos que piensan que no tienen nada que mejorar porque la perfección es su principal cualidad.
Otra de las principales consecuencias de tener una autoestima falsamente elevada es una actitud defensiva. Estas personas precisan comprobar que los demás confían y creen en su superioridad pero, cuando se encuentran con alguien que pone en duda su supremacía, entonces adoptan una actitud defensiva, se muestran déspotas, incluso, pueden llegar a ser muy maleducados.
Finalmente, las personas con una autoestima demasiado alta encuentran muchos problemas en sus relaciones sociales, precisamente, porque al tener un ego tan alto, les cuesta mucho relacionarse con los demás.
Fuentes consultadas:
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