Psicología

El síndrome de la procrastinación: los 3 tipos más habituales

¿Alguna vez has dejado para mañana lo que podrías hacer hoy? Lo cierto es que poca gente no lo hace, y es que procrastinar está a la orden del día. Cada vez más oímos más sobre la procrastinación, o lo que es lo mismo, el arte de aplazar los asuntos pendientes. Seguramente, mientras estás leyendo esto, estarás pensando en el tiempo que has pospuesto tu visita al dentista, o has retrasado esas compras tan necesarias que nunca tienes tiempo de hacer. Por fortuna, existen algunas estrategias que nos pueden ayudar a dejar de procrastinar, pero antes que eso conviene detectar el foco del problema, es decir, conocer qué tipo de procrastinación es el que te afecta a ti en particular.

Pero el hecho de que la procrastinación esté a la orden del día no significa que sea positiva, sino todo lo contrario. El atrasar tareas suele traer consigo consecuencias evidentes de productividad, pero también produce otro efectos negativos. De hecho, el acto de procrastinar puede traer consigo una bajada de autoestima, entre otros males emocionales.

3 formas diferentes de procrastinar

Al parecer, las personas procrastinamos los asuntos que nos resultan más importantes, poniendo como excusa que mañana será un día más efectivo para realizarlos. Este hecho psicológicamente nos machaca mucho más de lo que creemos. Existen varios tipos de procrastinación, y para luchar contra ellos, un primer paso es conocerlos más profundamente.

Procrastinación por evasión

La procrastinación por evasión es un tipo de procastinación frecuente que viene causado por presentar los síntomas de una persona con baja autoestima. Las personas que procastinan, típicas de este tipo, se suelen diferenciar por un exagerado miedo al fracaso, que hace que aplacen las tareas que deben hacer por miedo a hacerlas mal.

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Se trata de situaciones en las que el sujeto tiene miedo a que se le juzgue socialmente o a que los demás piensen de una forma negativa de él mismo. Un ejemplo sería, el estudiante que aplaza el día de presentarse a un examen por miedo a fallar, a pesar de que puede habérselo preparado. Está relacionado con la inseguridad, y el hecho de aplazar las tareas no hace más sino que mermar aún más su autoestima.

Procrastinación por activación

La procrastinación por activación se trata de un tipo de procrastinación totalmente contraria a la anterior. Si hemos hablado de la falta de confianza en uno mismo de la procrastinación por evasión, el exceso de confianza es precisamente lo que causa la procrastinación por activación. Suele pasar cuando posponemos una tarea hasta que no nos queda más remedio que realizarla. Al posponerla estamos dándole poca importancia, y nos confiamos porque pensamos que podremos hacerlo con facilidad. Pensamos que podemos realizarla con el mínimo esfuerzo posible, y es lo que nos lleva a dejarlo para más tarde.

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Procrastinación por indecisión

Podemos ser más o meno seguro, pero la procrastinación por indecisión es bastante común en ambos tipos de personas. Se trata de una situación en la que pensamos en la forma de hacer bien la tarea, y como no encontramos la mejor manera, lo vamos aplazando. Tanto en este caso como en los anteriores, procrastinar se convierte en todo un impedimento para alcanzar nuestra autorrealización como seres.

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¿Procrastinadores eventuales o crónicos?

Todos nos hemos encontrado en alguna situación en la que aplazamos una tarea por cualquiera de los motivos anteriormente descritos. Lo importante es fijarnos, en si esto es un patrón de conducta habitual en nosotros o se trata de un hecho aislado. Si procrastinar es la norma más que la excepción, tendremos que pensar en cómo solucionar tal comportamiento. Actualmente existen un sinfín de estímulos que hacen que aplacemos las cosas. La televisión, los ordenadores, etc.. hacen que dejemos siempre para más tarde nuestras obligaciones, y nos metamos de lleno en la adicción a la tecnología.

Vencer a la procrastinación es algo fundamental para dar lo mejor de nosotros mismos y poder sentirnos mejor. Si aplazamos constantemente las tareas solo obtendremos fracasos y un bajo estado de ánimo que no nos llevará, más que a una rueda de inactividad. Conocer métodos para no procrastinar será de gran ayuda para conseguirlo.

Mamen Palanca

Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad CEU Cardenal Herrera. Amplia experiencia en el campo de la redacción de artículos y reportajes de diferentes temáticas, destacando la psicología. Por este motivo, actualmente continúa su formación académica cursando los estudios de Grado en Psicología por la UNED, motivo por el cuál es una apasionada del campo de desarrollo personal y la gestión emocional.

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