"Hoy puede ser un gran día, plantéatelo así, aprovecharlo o que pase de largo, depende en parte de ti", ya lo decía Joan Manuel Serrat en su célebre canción...Tener un buen día y disfrutarlo, depende exclusivamente de ti.
Todos tenemos días malos, días regulares, y días que pasan de largo sin apenas darnos cuenta. La vida es una suma de días, de horas y de momentos que, debemos convertir en algo especial, para saborear mejor todo lo que nos pasa. Y sí, aunque hayas puesto el pie izquierdo al levantarte de la cama esta mañana, aun estás a tiempo de conseguir tener un buen día, si pones en práctica estas sencillas acciones.
Sonreír es gratis, y ser amable es algo que nos cuesta muy poco pero que, sin embargo, marca una gran diferencia cuando empezamos a ponerlo en práctica. A través de la sonrisa y la amabilidad desprendemos una energía muy positiva, y también ayudamos a todas aquellas personas que necesitan un pequeño empujoncito en la vida.
El descanso nocturno es el mejor momento del día para volver a cargar las pilas que hemos descargado durante toda la jornada. Tener un buen día cuando te despiertes, dependerá en gran medida de como hayas dormido la noche anterior. Por ello, una de las claves esenciales para tener un buen día es descansar, al menos, ocho horas cada día. Dormir poco y mal se traduce en tener una menor capacidad de concentración, en disponer de menos energía, y en tener la sensación de que nos estamos perdiendo el día debido al cansancio que sentimos. Por ello, ¡duerme y hazlo bien!
Estamos cansados de escuchar que el desayuno es la comida más importante del día, y sin embargo, todavía hay muchas personas que se saltan este momento tan importante. A través de un buen desayuno nos cargamos de energía y conseguimos que nuestro cerebro funcione a pleno rendimiento durante el resto de la jornada, algo que contribuye a que nuestro día a día sea mejor.
Si ser amable no cuesta nada, ser espontáneo es algo que, en realidad, debería brotar fácilmente de nosotros. Por ello, y aunque vivamos encorsetados en una rutina que apenas deja cabida a la improvisación, es conveniente salirse de esos márgenes y hacer algo nuevo que surja de forma espontánea. Consentirnos pequeños caprichos también contribuye a que salgamos de esa rutina que nos hace ver todos los días iguales, que nos hace sentir que desperdiciamos la vida, y nos ayuda a disfrutar más y mejor el día.
Todos los días nos traen algo que nos molesta, que nos enfada o que nos irrita. Sin embargo, para sacar lo mejor del día, es importante que aprendas a ignorar los pensamientos negativos, esos que te sacan de tus casillas y que te hacen sentir mal. Para ello, la mejor técnica es concentrarse en las cosas buenas que nos suceden y dejar de compararse con los demás, porque las comparaciones son odiosas, y suelen generar una gran decepción o sensación de insatisfacción.
Hacer cosas que tememos nos ayuda estar más orgullosos y satisfechos de nosotros mismos por el logro alcanzado y, también, nos aporta más seguridad a la hora de hacer cosas nuevas. Por ello, enfrentarnos a nuestros miedos es otra de las claves para conseguir un buen día y disfrutarlo de verdad.
Al finalizar la jornada, no hay nada mejor como hacer un balance para saber qué cosas buenas y que cosas no tan buenas, nos han sucedido. Además, los balances contribuyen a que nos esforcemos más, para que el día siguiente sea mucho mejor. ¡Inténtalo!
Fuentes consultadas:
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