¿Te consideras una persona ambiciosa? ¿Cómo te defines a la hora de establecer tus objetivos? ¿Crees que la competitivad es uno de tus fuertes? Los expertos y psicólogos estiman que en materia de personalidad este patrón de conducta está asociado con la personalidad de tipo A, y desde esta perspectiva se define este patrón de conducta como impaciente e incluso impulsivo. Para saber más sobre cómo es la personalidad tipo A, sigue leyendo.
La personalidad tipo A es un concepto que fue ampliamente estudiado por dos doctores en Cardiología muy reconocidos a nivel mundial, Friedman y Rosenman, allá por el año 1959. Estos dos expertos estudiaron cómo pueden incidir ciertos aspectos de la mente sobre las enfermedades coronarias.
Las personas que acostumbran a ser demasiado ambiciosas o muy competitivas, que se suelen mostrarse muy impacientes ante cualquier reto que les propone la vida, suelen ser personas con personalidad tipo A. Sin embargo, por el contrario, las personas más impasibles, relajadas, con una buena capacidad de adaptación, positivas y abiertas a sentir las emociones, suelen ser personas con personalidad de tipo B.
Por ello, y según han confirmado diversos estudios científicos, las personas que tienen una personalidad de tipo A o también conocida como PCTA (Patrón de Conducta tipo A) son más propensas a padecer ciertos problemas de salud, sobre todo, enfermedades cardiovasculares o hipertensión.
Este patrón de personalidad que ha sido objeto de estudio por psicólogos y psiquiatras de todo el mundo, tiene unos rasgos propios que lo definen. A continuación desvelamos los 5 rasgos básicos que definen a la personalidad tipo A, ¡toma nota!
La personalidad tipo A está asociada con la falta de paciencia. Por ello, las personas con personalidad tipo A son personas que siempre tienen una urgencia temporal por conseguir los retos y objetivos que se marcan en la vida. También estas personas suelen emplear menos tiempo en la realización de sus tareas. Pero lo más curioso, es que para este tipo de personas el tiempo pasa mucho más rápido que para las personas con personalidad tipo B.
Cada tipo de personalidad es único y en este sentido, a nivel comunicativo, los individuos con personalidad tipo A son propensos a hablar en voz alta, y a comunicar sus ideas de una forma muy rápida. Además, estas personas enfatizan mucho sus gestos generando así una gran tensión en los músculos faciales cuando hablan.
Otro de los rasgos que mejor define la personalidad de tipo A es que estas personas suelen estar orientadas hacia el éxito y todo lo que hacen, lo hacen en virtud de conseguir sus objetivos que, por otro lado, suelen ser objetivos bastante ambiciosos. Por ello, las personas con personalidad tipo A suelen centrar la ambición que llevan dentro en el terreno laboral descuidando, de esta manera, las relaciones sociales o también la relación de pareja. De hecho, estas personas suelen ver su trabajo como una obligación, y por ello tienden a valorar cualquier ascenso de puesto que puedan alcanzar de cara al futuro.
También hay que señalar que otro de los rasgos característicos de las personas con personalidad tipo A es que suelen ser bastante catastrofistas, especialmente, cuando no consiguen alcanzar sus metas. De hecho, son personas que no pueden dejar de pensar en los fallos que han cometido y, por supuesto, en qué les deparará el futuro.
Si a nivel psicológico los individuos con personalidad tipo A suelen tener estos rasgos que acabamos de enumerar, a nivel físico también tienen unos rasgos distintivos. Por ejemplo, las personas con personalidad tipo A suelen tener un gran control sobre sí mismas, por lo que pueden llegar a ser menos conscientes del dolor o del cansancio físico. Pero también son personas propensas a padecer alternaciones en el sueño, y este insomnio viene provocado por las constantes preocupaciones y frustraciones que rondan en su mente.
Para terminar, es importante tener en cuenta que la personalidad tipo A se basa en una forma de responder ante las situaciones que nos causan estrés, por lo que este patrón o definición no implica en absoluto cómo sea una persona en cuanto a su valor humano, sino más bien todo lo contrario, todos somos iguales, todos podemos mejorar aspectos de nosotros mismos, no solamente para ser mejores personas o nuestra mejor versión, sino para tener una mejor salud emocional.
Fuentes consultadas:
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