El estrés, el hecho de reprimir nuestras emociones, los enfados frecuentes y los disgustos son aspectos que influyen de manera decisiva sobre nuestro estado de salud. Sin embargo, otro factor que define nuestro estado emocional es la personalidad, su impacto es decisivo. En este artículo nos vamos a detener en la personalidad de tipo D, aquella que es conocida por el fluir de emociones negativas y la complejidad que se presenta para gestionar las mismas.
La personalidad es un patrón de rasgos emocionales, cognitivos y comportamentales que tiene una persona, y que persisten a lo largo del tiempo. Los expertos han definido que existen diferentes tipos de personalidad, y éstos están influenciados por los factores biológicos, los biomedioambientales y los puramente ambientales. Por lo que respecta a la personalidad tipo D se estima que esta podría tener una estrecha relación con la ansiedad así como el estrés, algo similar que también comprobamos en la personalidad de tipo A.
Lo que limita la personalidad tipo D es precisamente la reacción al estrés que presenta, y en este sentido los expertos estiman que podría tratarse de uno de los patrones de personalidad más complejos. Numerosos estudios científicos confirman que la personalidad tipo D está más relacionada con el riesgo de padecer presión arterial alta, incluso, enfermedades de tipo cardiovascular. Pero ¿por qué?. Te contamos cuáles son las principales características de la personalidad tipo D, ¡toma nota!
Cada tipo de personalidad es único y los rasgos de la personalidad tipo D se caracterizan por poner en práctica un proceso de reprimir de las emociones negativas tal y como hemos comentado. De hecho, este patrón de personalidad contribuye a la inhibición de la expresividad emocional de forma prácticamente automática. La contención de las emociones por parte de las persona que portan la personalidad tipo D, se traduce en una mayor tendencia a sufrir ansiedad, depresión y tristeza, cuya principal causa es el hecho de no poder demostrar las emociones, y de inhibirlas en el terreno social.
Las personas con este tipo de personalidad D suelen tener una mayor tendencia a la soledad, debido a esa tendencia innata que tienen a esconder sus sentimientos de cara al resto del mundo y a intentar fingir que todo les va bien.
En alguna ocasión hemos comentado cómo nos nuestra personalidad en nuestra salud tanto física como emocional y, de forma particular en este caso, los individuos que portan este tipo de personalidad suelen vivir excesivamente preocupados por todo lo que les rodea. De hecho, tienen cierta tendencia a adelantarse a los acontecimientos, y a ponerse siempre en el peor escenario posible. Del mismo modo, estas personas suelen sentir pánico a enfrentarse a situaciones difíciles, y no saben cómo actuar ante las dificultades.
Las personas con personalidad tipo D suelen ser excesivamente analíticas con todas las cuestiones a las que se enfrentan en la vida. Por ello, cuando estas personas encuentran cualquier problema en su día a día, tienen una tendencia muy marcada a analizar en exceso el problema, y no paran de darle vueltas hasta que no dan con la solución adecuada al problema. La realidad es que todo esto se convierte en fuertes rumiaciones que van rondando en nuestra mente constantemente y es muy complejo desprendernos de ellas.
La personalidad tipo D genera una incomodidad a nivel social, causada por la contención de las emociones que estas personas practican en su vida diaria. Por ello, los individuos con este tipo de personalidad no se sienten cómodos cuando tienen que interactuar en un grupo social, y evitan las situaciones sociales a toda costa, debido a su dificultad para entablar conversación con personas desconocidas. Por ello, siempre que les sea posible, prefieren poner una cierta distancia respecto a los demás.
Finalmente, y a nivel de salud, las personas con personalidad tipo D son más propensas a padecer enfermedades coronarias, como infartos de miocardio, isquemias, arritmias o hipertensión. Según confirman los expertos, estas patologías se derivan del estrés psicosocial al que están sometidos los individuos que tienen personalidad de tipo D.
Una vez más, es importante tener en cuenta que sea nuestro tipo de personalidad el que sea, siempre que nos sintamos incómodos podemos recurrir a la ayuda de un especialista. Igualmente, nuestra personalidad es algo que se perfila, que se puede mejorar por nuestro bienestar. Pero acercarse a unos tipos de personalidad u otros no tiene porqué implicar una carencia de nuestro valor humano ni mucho menos.
Fuentes consultadas:
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