Se detestan a sí mismas y su autoestima está por los suelos… son personas autodestructivas, que actúan de tal manera que acaban por hacerse daño y provocárselo a los demás. Sufren y creen no merecer nada bueno. En los casos más graves, necesitan ayuda psicológica para salir de esta situación, y es que los rasgos de la personalidad autodestructiva son muy complejos de entender.
No siempre una conducta y comportamiento autodestructivo es fácil de detectar, pero es importante hacerlo lo antes posible para buscar soluciones. Según los expertos, una actitud autodestructiva puede tener orígenes muy diversos. Un fuerte desengaño o decepción, una situación prolongada de estrés, un fracaso en cualquier faceta de la vida… aunque puede haber algún componente genético o biológico, la causa del comportamiento autodestructivo siempre radica en un complejo proceso mental que acaba haciendo que se impongan los pensamientos y emociones negativas que impiden a la persona alcanzar la felicidad y seguir su camino.
La baja autoestima está detrás de los comportamientos autodestructivos. El ser humano, por naturaleza, busca su propia felicidad, sentirse bien y mejorar cada día, pero una persona autodestructiva cree que no merece ser feliz y hace lo posible porque el sufrimiento impere en su vida, a veces de manera consciente y otras sin darse cuenta.
Hay una serie de tipos de personalidad y en definitiva de actitudes y comportamientos que son comunes a todas las personas. Pero, particularmente cuando hablamos de las cosas que sólo hacen las personas autodestructivas y las analizamos observamos que esto puede convertirse en un serio problema de salud mental. Fíjate en los hechos que pueden ser indicadores claros de conductas autodestructivas. Cosas que debes evitar en tu día a día y sobre las que estar alerta si las detectas en alguien de tu entorno. Estos son algunos de los hábitos comunes a las personas autodestructivas, conócelos uno a uno:
La mayoría de las personas autodestrucivas se caracterizan por tener fuertes pensamientos negativos y no sólo eso sino que la mayoría de los sentimientos que experimentan son sentimientos negativos y esto lo sufren casi constante. La premisa “todo saldrá mal” es punto de partida ante cualquier situación.
Las personas autodestructivas tienen miedo a los cambios y la confianza en las propias capacidades no existe. Alguien con tendencias autodestructivas en el comportamiento cree que no vale nada y que no será capaz de afrontar un nuevo trabajo, superar un examen o tener una relación de pareja. Se anula a sí mismo y no se concede la mínima oportunidad a la hora de alcanzar un objetivo.
De manera consciente o inconsciente se causan daño a sí mismos. Los desórdenes relacionados con la alimentación como la anorexia, bulimia o los excesos con sustancias nocivas: tabaco, alcohol y otras drogas pueden ser habituales.
No se cuidan lo suficiente. Es un síntoma ligado al anterior porque supone otra forma de auto castigo. Una persona autodestructiva puede desatender en gran medida su aspecto físico (aseo diario, vestimenta…) y su salud en general (dormir poco, no acudir al médico...). Por eso, no es de extrañar comprobar algunos rasgos de las personas con baja autoestima en las personas que padecen estas conductas autodestructivas.
Provocan frecuentes conflictos con los demás. Muchas personas autodestructivas tienen un carácter irritable que hace que acaben atacando a quienes les rodean. En ellos, el sentimiento de irritabilidad se vuelve como un círculo vicioso. Su propio sufrimiento y malestar hace que agredan, de distintas formas, a los otros, para luego sentirse aún peor haciendo, así, que su autoestima siga bajando. El resultado es el aislamiento social, voluntario o provocado por su inexplicable actitud.
Es realmente complicado ayudar a alguien con estas características autodestructivas y, en los casos más preocupantes, la terapia psicológica es imprescindible. El primer escollo es que no son capaces de gestionar sus emociones y por ende presentan una incapacidad a expresar sus sentimientos y el segundo es que rechazan de manera frontal cualquier intento de acercamiento que intente profundizar en las causas de su comportamiento anómalo.
En ocasiones presentan una sorprendente capacidad de sacrificio por los demás, pero los motivos profundos de ese altruismo no son “saludables”. El pensamiento profundo que esconden esas acciones en realidad es: “me sacrifico por ti, no porque quiera ayudarte, sino porque yo debo sufrir”.
La mente es compleja y cuando existen señales como las descritas de comportamientos autodestructivos, es importante atajarlas cuanto antes. Hábitos peligrosos o incluso tendencias suicidas pueden derivarse de este problema que puede superarse con las terapias adecuadas.
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