Es muy común relacionar a las personas introvertidas con aquellas que tienen una alta sensibilidad, sin embargo, estos dos tipos de personalidad no suelen tener mucho que ver.
La alta sensibilidad no es un rasgo exclusivo de las personas introvertidas, de hecho, nos podemos encontrar con personas que tienen una alta sensibilidad y que son extrovertidas, así como con personas introvertidas que no tienen una alta sensibilidad. Se dice que una persona es altamente sensible cuando ésta procesa su realidad de modo distinto al que lo hacen los demás. El resultado de esto, es que este tipo de personas viven las cosas que les ocurren con una mayor intensidad.
Para saber más sobre cada uno de estos perfiles, a continuación elaboramos un listado que nos permite diferenciar cómo es el carácter del altamente sensible y del introvertido.
Desde la infancia, las personas que tienen una alta sensibilidad presentan un don especial para captar la situación emocional de las personas que les rodean, algo estrechamente relacionado con la empatía, ese arte de ponerse en la piel de los demás. Y es que son capaces de interpretar un gesto, una expresión, o una frustración porque tienen un alto conocimiento de las emociones. En el lado opuesto, el perfil introvertido evita en muchos casos las relaciones sociales, es un terreno en el que le cuesta desenvolverse, por tanto, tiene más problemas para empatizar con las emociones de los otros.
Las personas altamente sensibles suelen ser más vulnerables que el resto ante el comportamiento de los demás, ante los desengaños, o las mentiras. Y es que, su elevada sensibilidad ante el mundo que les rodea puede llevarles a desarrollar una personalidad que les hace sufrir en exceso, incluso, a percibir la existencia de un muro de incomprensión con los demás.Por su parte, el perfil introvertido al mostrarse más distante en estos contextos tiene menos ocasiones de sufrir una decepción o ser más vulnerable, porque precisamente uno de los rasgos de la personalidad introvertida es su bajo nivel de actividad en la escala social.
Otro rasgo típico de las personas introvertidas es que éstas necesitan disfrutar de su propio espacio, por lo que buscan de forma incesante pasar tiempo solas para realizar aquellas actividades que consideran más interesantes o estimulantes. Por ello, en las relaciones de pareja, las personas introvertidas exigirán tener su propio espacio en determinados momentos, algo que puede ser interpretado de forma negativa por la otra persona, al considerar esta actitud como un distanciamiento.
Por su parte, la persona altamente sensible al tener un alto grado de empatía y una mayor predisposición en las redes sociales corre el riesgo de caer en las riendas del narcisista. El perfil del narcisista en estos casos puede llegar a aprovecharse de este rasgo de empatía, actuando como un auténtico vampiro emocional que acaba por desgastarle emocionalmente.
No obstante, hay que dejar claro que el concepto de introversión va mucho más allá de la timidez. Según el psicólogo Carl Jung, que fue el primero el acuñar el término de introversión, las personas introvertidas tienen una marcada tendencia a centrar toda su actividad psicológica en procesos mentales privados, al contrario de los extrovertidos, que tienden a buscar estímulos externos.
Fuentes consultadas:
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