El yoga es una disciplina milenaria que engloba una serie de técnicas encaminadas a cuidar por igual cuerpo y mente, pero no se puede afirmar que sea una terapia psicológica. El yoga y la meditación pueden ayudar y ser el complemento ideal a una determinada terapia, pero hay que tener claro que un trastorno psicológico grave, requiere la atención de un psicólogo profesional.
En este tema existen opiniones diversas pero basta profundizar en el término terapia para establecer ciertas diferencias entre lo que es una terapia psicológica y una sesión de yoga. El yoga más bien actúa como un camino hacia el despertar del ser. Un camino que ayudará a las personas a conectar con su yo interior para que su mente y cuerpo tengan mayor equilibrio.
El fin último de una estrategia terapéutica es curar a una persona, lograr que supere un problema psicológico concreto poniendo en práctica estrategias específicas que los psicólogos conocen y aprenden a utilizar para obtener los mejores resultados con cada paciente. Terapias cognitivas, conductuales, analíticas, emotivas, psicoanalíticas, de Gestalt… en Psicología existen distintos tipos de terapias, cada una de ellas pensada para dar solución a problemas muy concretos, desde una profunda depresión, hasta un trastorno de personalidad bipolar.
El yoga en sí mismo no persigue un fin curativo (terapéutico), otra cosa es que consiga aliviar y mejorar estados anímicos alterados, pero ése no es su objetivo prioritario. El yoga tiene grandes beneficios para nuestro cerebro y persigue el bienestar interior a través de la relajación y la meditación y también combinando posturas y movimientos de yoga con técnicas de respiración, pranayanas. En definitiva, el yoga es recomendable para cualquier persona, porque a todos aporta beneficios, en cambio, una terapia psicológica no es para todo el mundo, sino únicamente para aquel que la necesita.
En absoluto. De hecho, muchos psicólogos recomiendan el yoga como complemento a cualquier terapia porque entre sus objetivos están:
La práctica del yoga siempre supone una “limpieza interior”, un paso previo para intentar sanar cualquier dolencia del alma. A veces el yoga persigue encontrar el equilibrio mental, pero en ocasiones, se requiere, además, una terapia psicológica que permita superar, por ejemplo, una situación traumática, un estrés crónico o un trastorno que se ha convertido en un problema insalvable para continuar avanzando en el día a día.
En resumen, la línea que separa el yoga de las terapias psicológicas existe, aunque esto no quiere decir que una vía de alivio y curación sea mejor que otra. Depende de cada individuo y de cada situación. Son muchas las personas que han encontrado en el yoga la mejor de las “terapias” para sentirse bien consigo mismas y con los demás, pero hay determinadas patologías psicológicas que requieren atención especializada.
Trastornos relacionados con la alimentación, como la bulimia o la anorexia, casos de ansiedad extrema, depresión, shock post traumático, trastornos de comportamiento, agresividad, neurosis, esquizofrenia, paranoia… son enfermedades que según cada caso deben ser tratadas por psicólogos o psiquiatras siguiendo las oportunas terapias y los necesarios tratamientos médicos.
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