¿Te has preguntado en alguna ocasión qué dice tu mirada sobre ti y sobre tu personalidad? Pues sí, es cierto, todas y cada una de nuestras miradas tiene una interpretación y un mensaje oculto. Pese a que las personas de nuestro entorno no se den cuenta, ni siquiera nosotros mismos, cada gesto que hacemos con nuestros ojos tiene un valor para nosotros mismos y para el resto.
Una mirada revela emociones a partes iguales, emociones en la persona que la produce y emociones en la persona que recibe dicha mirada, aunque no sea consciente de ello indirectamente afecta, ya sea de forma positiva o negativa.
Nuestros ojos dejan rastro en cada una de sus expresiones, y por ello es que aunque nosotros podamos reprimir nuestras emociones, la sinceridad es la reina de nuestra mirada. Alegría, tristeza, melancolía, nostalgia, superación. Para todas y cada una de esas sensaciones existe un tipo de mirada que refleja información sobre nosotros y sobre nuestro estado emocional o anímico.
Lo cierto es que la comunicación no verbal influye más de lo que creemos en nuestras relaciones. Detrás de cada miranda se esconde una intención o un sentimiento. Por este motivo, a continuación vamos a descubrir qué tipos de miradas hay y lo que cada una de ellas significa, de modo que podamos leer cada emoción y cada secreto escondido en nuestro comportamiento y, por tanto, en nuetros ojos.
La mirada seductora es aquella que esconde un sentimiento asociado con el amor, con la pasión. Una mirada seductora es interpretada como un deseo hacia una persona.
Una mirada inocente es una mirada sincera, una mirada que esonde emociones vinculadas con los gestos dulces, con encanto. En algunos casos esta mirada se relaciona con la ingenuidad de una persona. Este tipo de miradas suelen ser espontáneas y suceden de forma natural a lo largo de una conversación.
Una mirada produnda está dotada de mensajes que desprenden seriedad, reflexión. Por ello, se estima que una mirada profunda refleja el sentido más espiritual de una persona, es una mirada limpia que está cargada de emociones naturales e incluso puede dar lugar a una mirada seductora.
Una mirada triste es una mirada que se puede comprobar en los ojos cristalinos o en los ojos perdidos. Una mirada de estas características es pura, sincera, es una mirada que trae consigo una herida emocional, por ejemplo, cuando esperamos algo de alguien. La tristeza no solo se apodera de nuestros ojos, sino que también se puede apoderar de nuestro lenguaje corporal, como sería el caso de una posición en la que miramos hacia el suelo.
La mirada soñadora es propia de una persona que tiene expectativas sobre un deseo, un objetivo planificado, algo que está por cumplir. La expresión de esra mirada se puede observar el la inclinación de los ojos hacia el frente.
Una mirada que rechaza o que desprecia es una mirada que puede observarse a través de una expresión de las cejas fruncida e incluso a través de una mueca en los labios. Este tipo de miradas son miradas que no aportan sinceridad sino más bien falsedad, y cuando nos damos cuenta de esta mirada podemos sentirnos incómodos e incluso inseguros de nosotros mismos.
También conocida como mirada acechadora, la mirada que especula es una mirada que es propia de una persona observadora, de una persona que en un momento determinado puedes estar actuando bajo un interés. También puede ser una mirada sospechosa en el momento en el que la mirada pasa a ser fija en un objeto o persona y las cejas se arquean.
Una mirada hacia el frente nos representa como personas firmes, decididas, seguras, con confianza. Sin embargo, una persona con una mirada baja, puede delatar una autoestima baja, un estado anímico triste e incluso depresivo.
Una mirada en una dirección contraria a la persona que nos está hablando puede indicar que no nos sentimos cómodos en esa conversación, que estamos pensando en otro asunto, que no estamos presentes en esa conversación. Aun así, también puede ser un reflejo indicador de la mentira. De forma particular una mirada en dirección a la izquierda es propia de estar pensando en un buen recuerdo, en algo que nos hace felices. Además, cuando se producen las miradas intensas, es habitual que la pupila se dilate.
Por último, cuando sonreímos aportamos valor a la mirada, y en función de cómo sea ésta podrá revelar sinceridad o falsedad.
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