Unido al concepto de inteligencia emocional encontramos el de plasticidad emocional. Se trata de una parte de esta inteligencia emocional, que hace que seamos capaces de moldear nuestros pensamientos y conducir nuestras emociones hacia nuestro propio beneficio.
Durante años se pensó que la inteligencia se medía mediante la capacidad de resolver problemas abstractos. Del mismo modo, también se pensaba que lo racional era lo único que valía y que nuestras emociones más bien frenaban nuestro potencial. En realidad, estas dos afirmaciones no pueden estar más lejos de la realidad. Con el nacimiento del concepto de inteligencia emocional, hemos descubierto que las emociones son cruciales para alcanzar el éxito, y que una persona que gestiona bien todas sus emociones puede ser más triunfador que aquel que resuelve más rápido los problemas de cálculo.
De sobra está comprobado que no por mostrarse más frío y racional se consiguen mejores resultados. Las emociones son sistemas que están orientados hacia la supervivencia del ser humano, y todas tienen su función.
Algunas emociones como el miedo nos evita pasear por ese callejón oscuro en mitad de la noche, y el asco es una emoción que nos evade de comer sustancias que pueden parecer venenosas. Cada emoción tiene su objetivo, y gestionarlas adecuadamente puede ser muy beneficioso. Aquí es donde nace el concepto de plasticidad emocional como punto de partida necesario para conseguir que nuestro pensamiento se flexibilice. Y es que, lo que pensamos tiene una gran influencia en nuestras emociones y esto también interviene como es supuesto en la capacidad que mostramos para enfrentarnos a cada situación.
Los conflictos emocionales se pueden superar y el hecho de saber utilizar de la mejor forma nuestras emociones, conocerlas y dirigirlas hacia un fin es un parte de la inteligencia emocional. Para ello, la capacidad que tenemos para plantear distintas opciones y para adaptarnos a nuevos retos sin miedo de lo que sentimos, configura el pensamiento plástico emocional. Por tanto la plasticidad emocional se define como nuestra capacidad para adaptarnos a cada situación en particular.
flexibles y esto en realidad nos puede aportar grandes beneficios. Esto implica conocer nuestros sentimientos y sobre todo aprender a expresar los sentimientos para explorar nuevos escenarios, a ver más allá de lo que tenemos delante y a intentar nuevos retos. Es la plasticidad emocional la que nos ayuda a saber actuar en cada contexto y la que nos puede llevar por el camino del éxito. Y lo que es más importante, disfrutando durante el trayecto.
El concepto es más o menos asumible, pero llevar a la práctica y desarrollar la plasticidad emocional es otra cosa. Además, esto es algo que está vinculado con el contagio de las emociones, por eso, no se trata de leer algo y disponer ya de esa capacidad, sino que la plasticidad emocional debe entrenarse día a día. A continuación te damos algunos consejos para ser una persona con plasticidad emocional para que puedas conseguirlo.
Esta es la regla número uno para entrenar la plasticidad emocional porque las tareas complicadas pueden hacer que perdamos el rumbo. Un reto muy largo tiene el peligro de hacernos decaer por el camino. Para ello, plantearnos pequeños objetivos puede darnos la motivación que necesitamos. Por ejemplo, si estas estudiando para un examen importante, puedes dividir el temario e ir haciendo controles de cada uno de los temas. Al ir superándolos sentirás la satisfacción de haber cumplido este pequeño paso.
Conectar con las personas no es siempre fácil.El hecho de trabajar la empatía puede ayudarte, no solo a conectar, sino también a conocer más sobre la forma de actuar de las personas y a cómo dirigirte a ellas. Un buen truco para conectar con alguien puede ser el abrirte y contar algo revelador sobre ti. En cuanto te abres a la gente, la gente suele abrirse a ti. De este modo, podemos encontrar esa conexión que deseamos.
Seguramente has visto alguna vez una persona que se repone enseguida de un golpe. Se trata de personas resilientes que no se auto-compadecen por su suerte y siguen adelante. Las personas resilientes tienen una gran capacidad para la plasticidad emocional. Conocen sus emociones, no les tienen miedo y consiguen adecuarse al ambiente.
Cuando tengas una situación difícil no te dejes vencer. Medita todas las opciones posibles y ve fijándote objetivos pequeños. Se trata de un duro camino que a su vez, te dará muchas satisfacciones.
Fuentes consultadas:
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