En algún momento de nuestra vida todos nos comportamos como si no fuéramos nosotros mismos y puede que nos demos cuenta o no. Puede que actuemos de ese modo de forma inconsciente para conseguir algo, aunque la mayoría de las veces lo hacemos para intentar agradar a otros, incluso cayendo en las redes de otras personas. En realidad, esto trae consigo algunos problemas de autoestima, en la medida que pensamos que no agradamos a los demás, como si nuestra forma de hacer las cosas no fuera suficientemente buena.
Lo cierto es que querer cambiar y mejorar algunas cosas no es nada malo. Por ejemplo, alguien que se enfada con facilidad puede trabajar para gestionar su ira y sacarle provecho, pero cambiar nuestra forma de ser, nuestros principios o nuestros valores solo para encajar con alguien.... eso ya no es tan correcto.
En ocasiones, nuestra forma de actuar nos lleva a agachar la cabeza más de una vez. Nos avergonzamos de algo que hemos hecho y no podemos llevarlo a cuestas. No nos gusta la persona que somos y creemos que así no le vamos a gustar a nadie. Si te identificas con esto, puede que tengas un problema de autoestima, y es que trabajar el amor propio es algo que lleva su tiempo, pero a que a todos y cada uno de nosotros puede afectarnos en algún momento de nuestra vida, puesto que nunca está de más.
Todos tenemos las mismas emociones y sufrimos las mismas desdichas. Sentimos miedo, rabia, dolor, amor, pasión y alegría. Los seres humanos nos equivocamos, nos levantamos y nos caemos mil veces en nuestro camino, y eso no resta ni quita valor a nadie. Si no sabes lidiar contigo mismo, si te sientes inseguro y piensas que no eres lo suficiente para esa persona con la que estás, o en cualquier otro contexto relacional, es normal que desees cambiar, a todos nos puede ocurrir.
Por ello, querer agradar a alguien que nos gusta o con quien nos sentimos bien es algo que nos pasa a todos. Nos volvemos más serviciales, pensamos que tenemos adaptar a nuestra forma de ser particularidades de la personalidad de otra persona para empatizar con ella, y el resultado es que puede que acabemos comportándonos de una forma que no va con nosotros.
Cuando cambiamos nuestra forma de ser, nuestros valores e incluso nuestros deseos por alguien, no solo estamos traicionándonos a nosotros mismos, sino que también estamos haciendo algo imposible. Así, pretender ser alguien que no somos puede salirnos muy caro, porque no es lo mismo que tener buenas acciones todos los días con las personas, que dejar de hacer aquello que nos identifica como seres humanos.
Reprimir nuestros deseos, esconder nuestras inquietudes y tapar nuestras opiniones no es algo que pueda llevarnos a buen puerto. Al final todos somos válidos tal y como somos, con lo que nos caracteriza y nos define como perdsonas, y pretender ser alguien que no somos forma parte de una de las tantas cosas que hacemos que nos producen infelicidad. Y es que, si solo actúas en función de otra persona, lo más probable es que acabes por no saber quien eres.
Hay cosas intocables de nuestra esencia por las que no merece la pena cambiar, porque en el fondo, eso precisamente forma parte de lo que somos, nuestra personalidad, nuestro interior, donde más cómodos nos sentimos. A continuación vamos a descubrir cuáles son los aspectos de nuestra vida que no merece cambiar por nada ni nadie y que siempre deberíamos tener presentes para poder alcanzar nuestro desarrollo personal como individuos.
Las metas que tenemos en la vida pueden cambiar o amoldarse a ciertas situaciones, incluso pueden variar en prioridades, porque sí, en nuestra existencia a veces tenemos que elegir. Eso sí, nunca puedes esconder aquello que deseas por estar por otra persona, puedes aceptar o preferir, pero nunca puedes dejar de lado tus sueños.
Tu cuerpo, tu físico. Sabemos bien que es complicado quererse tal y como uno es sin importar el físico, pero solo somos nosotros los que decidiremos qué queremos cambiar y qué no de nuestro cuerpo, de nuestro estilo y en definitiva de nuestra vida.
Viene siendo habitual que una persona cambie de compañías en función de la pareja que tenga, o incluso que las anule. Pero no olvidemos que en nuestra vida tenemos personas que nos quieren tal y como somos, y que la vida nos ha demostrado que siempre están ahí pase lo que pase. Así que no conviene descuidarlos, porque una amistad verdadera, es un tesoro.
Si a tu novio no le cae bien tu amiga de toda la vida, no tienes que dejar de ir con ella. Cambiar a tus amistades es el primer símbolo de estar cambiando tú, y eso no suele ser bueno.
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