La relación que existe entre la práctica de ejercicio físico y las emociones es mucho más estrecha de lo que podemos llegar a imaginar. Cuando hacemos ejercicio nuestra mente tiene la oportunidad de desconectar, y desconectar nos permite liberar nuestras emociones, darle un respiro y marcar una pausa en lo que nos genera estrés o agobio y por tanto malestar emocional.
Seguro que en más de una ocasión has escuchado que la mente suele jugar un papel muy importante sobre cualquier tipo de actividad deportiva. Y es que, aunque no lo creas, el cuerpo y las emociones están muy relacionados entre sí. Las emociones se alojan en nuestro cuerpo, y por ello, es posible sentir cuando estamos tristes, cuando estamos alegres, cuando estamos eufóricos y cuando estamos algo deprimidos. Sin embargo, la mente y sus pensamientos no se sienten a nivel corporal.
La psicología del deporte y de la actividad física es una rama de la psicología que se encarga de estudiar los procesos psíquicos que experimenta el ser humano durante la práctica deportiva. Esta ciencia está, por lo tanto, orientada a conocer y a optimizar las condiciones psicológicas de los deportistas. El deporte, en general, nos genera bienestar, ya que cuando realizamos una actividad física liberamos endorfinas en nuestro sistema nervioso, unas sustancias naturales que activan nuestras emociones positivas y nos hacen sentirnos bien.
Pero el deporte también puede activarnos otro tipo de emociones muy diferentes. Por ejemplo, cuando practicamos un deporte de riesgo, podemos experimentar otras emociones como el miedo o la ansiedad. Otro tipo de emociones que puede activar la práctica deportiva son la inquietud y la preocupación, cuando el deportista debe enfrentarse a una competición en la que se juega mucho.
Por todo ello, es posible llegar a concluir que el deporte es una herramienta que puede ayudarnos a gestionar nuestras emociones. Estas son algunas de las pautas que nos ayudarán a gestionar nuestras emociones cuando practicamos deporte:
Las personas que sufren las consecuencias del estrés o la ansiedad, pueden liberar gran parte de la tensión acumulada a través del deporte. Por ello, ante el estrés que genera el deporte y la competición se puede apostar por el autocontrol o la empatía, son dos técnicas que nos ayudarán a establecer una barrera ante la presencia del estrés y transformarlo en algo positivo.
El deporte nos ayuda a mejorar nuestra imagen personal y también mejora nuestro estado anímico a través de la segregación de neurotransmisores directamente relacionados con el bienestar. lo que al mismo tiempo nos aporta mayor seguridad y nos permite trabajar nuestra autoestima. Sin embargo, para llegar a este punto, es importante trabajar los pensamientos negativos que nos producen inseguridad. Es importante prestar atención a nuestras creencias y apostar por lo que nos aporta calma y equilibrio.
Esto te ayudará a afrontar aquellas situaciones que son inesperadas para generar una rápida respuesta que te permita creer más en ti así como lidiar con emociones negativas similares a la ira. Esto también te ayudará a que te muestres más positivo y a tener una actitud en general proactiva.
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