Es una pregunta que todos nos hemos planteado en algún momento de nuestra vida: ¿soy feliz? Obtener una respuesta no es tarea sencilla. Exige un doble esfuerzo. Por un lado, mirar en tu interior, en los propios sentimientos, y por otro, analizar la relación con los demás y con el propio entorno… ¿preparada para al menos intentarlo?
No deja de resultar curioso que personas que aparentemente deberían sentirse afortunadas por tener sus necesidades básicas cubiertas, gozar de éxito social y laboral y de una buena posición económica, también lleguen a preguntarse si realmente son felices. La felicidad es un concepto amplio, difícil de definir y para muchos algo sencillamente inalcanzable. Son muchos los test pensados para medir los niveles de felicidad, pero si quieres hacer el tuyo propio, te proponemos 5 pasos claves con los que analizar algunos aspectos fundamentales de tu vida de los que, tal vez, dependa tu felicidad.
Se trata de hacer un pequeño balance para conocernos mejor y, de paso, descubrir hasta qué punto somos felices. Si no lo somos, podemos tomar nota de lo que deberíamos corregir para alcanzar o acercarnos un poquito a la ansiada felicidad.
Esta sencilla cuestión puede darte más de una pista sobre hasta qué punto eres feliz. Recordar no es malo en absoluto, pero vivir anclado en el pasado sí lo es. Lo mismo ocurre con el futuro. Hacer planes, imaginar mejoras en cualquier ámbito de la vida, es genial pero si siempre estás pensando en lo que va a venir sin disfrutar del momento actual… tus niveles de felicidad andan “justos”. Las personas felices saben sacar partido a los pequeños detalles de la vida cotidiana ¿lo haces tú?
Seguro que los tienes de todos los “colores”. Cuáles prevalecen ¿los sentimientos negativos o los positivos? Es un ejercicio práctico para conocer un poco más tu grado de equilibrio interior, ¿A cuantas personas quieres? A cuántas no soportas y te encantaría que les fuese mal? ¿Sientes gratitud hacia los que te rodean o por el contrario crees merecer mucho más de lo que recibes?.... Analizar los propios sentimientos siempre es bueno como primer paso para reconocerlos, ponerles nombre, e intentar deshacerte de los que realmente te hacen infeliz.
Es uno de los pasos más sencillos para “medir” tu grado de felicidad. Si eres feliz, cuidas tu interior y también tu exterior. Descansar lo suficiente, practicar tu deporte o actividad favorita, llevar una dieta saludable, no ingerir sustancias tóxicas como el tabaco o el alcohol… El cuidado personal no es un síntoma de egoísmo, sino un primer paso para sentirte bien contigo misma y poder transmitir positivismo a los demás.
Si todo lo que te rodea parece transcurrir sin que tú intervengas en absoluto, el sentimiento de frustración está al acecho. Una persona feliz actúa frente a los problemas aunque no siempre consiga solucionarlos. Si crees que mejorar tus relaciones de pareja o lograr un ascenso en tu trabajo depende en gran medida de ti, seguro que la felicidad está presente en tu vida pese a las circunstancias adversas que puedan surgir.
Ver el lado bueno de las cosas y tener confianza en que pueden mejorar son “pluses” que hace que la felicidad aumente en detrimento de los sentimientos negativos.
Fíjate en tus propias respuestas a estas preguntas básicas. Si vives y disfrutas del momento presente, desterrando emociones negativas, sabiendo cuidarte y cuidando de los demás, afrontando cada nueva situación que se presente, siempre de manera positiva y con esperanza… ¡enhorabuena! tu grado de felicidad ¡está por las nubes!
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