El deseo de cualquier madre o padre es ver crecer a sus hijos sanos y felices, pero educar no es fácil. Combinar el cariño con la enseñanza de unas mínimas normas de convivencia; escuchar a los más pequeños respetando sus preferencias pero exigiéndoles lo necesario para su correcto desarrollo integral como personas… todo un reto y un proceso de aprendizaje cuyo objetivo no puede ser otro que marcar el camino hacia su felicidad.
No hay métodos infalibles. Cada niño es único y posee un complejo mundo emocional. Aun así, todos tienen algo en común: su extraordinaria capacidad para observar y aprender de cuanto les rodea. En este sentido, el punto de partida para que un niño sea feliz es educarle en un ambiente donde la paz, la armonía y las emociones positivas sean las que prevalezcan.
Por otra parte, hay que recordar que los pequeños son grandes imitadores no solo de los gestos de papá y mamá, sino también de sus comportamientos y conductas. Si en casa hay más sonrisas y buena comunicación que caras largas, seguramente tendréis un bebé que crecerá feliz.
A medida que el pequeño crece, comienza a descubrir el mundo y a desarrollar su propia personalidad. Los padres son los principales responsables de la educación de su hijo y es importante que sepan sentar las bases de lo que será, por muchos años, la convivencia en familia.
Cada caso es único, pero psicólogos y expertos consideran que entre las claves educativas para lograr que un niño se desarrolle y sea feliz destacan:
Es la vía fundamental para que la educación cumpla su objetivo: enseñar y hacer crecer a una persona en todos los sentidos. Hay que saber escuchar a los pequeños y conocer lo que sienten, lo que piensan, lo que les gusta y lo que no. “Sermonearles” constantemente no funciona. Incluso las normas necesarias y de “obligado cumplimiento”, sentarán mejor si se las explicas intentando siempre razonar con el niño.
Evitar la frustración en los más pequeños es importante para lograr en un futuro personas felices. Para los padres, ellos son los mejores, por supuesto, pero a la hora de educarles, es bueno lograr que reconozcan sus propios errores, lo que han hecho mal, siempre de manera positiva, buscando mejorar. En este sentido, otra de las claves para educar a un niño y que sea feliz es enseñarle a que pedir perdón y saber perdonar a los demás es algo que todos deberíamos hacer más a menudo.
Rencor, envidia, deseo de venganza… si los detectas en tu pequeño, habla con él y descubre qué los provoca (¿tal vez una discusión en el cole?). No dejes que esas emociones dañinas crezcan. Enséñale a ponerse en el lugar del otro y a entender que esas emociones provocan infelicidad.
Hay que animar a los niños a que intenten aquello que quieren. Es una manera de enseñar a ser pro activos con su propia vida y a no sentir temor ante un posible fracaso. ¿Quieres jugar en el equipo de fútbol? Pues a por ello, aunque tal vez no resultes seleccionado y tendrás que asumirlo y superarlo. Las normas se cumplen.
No se trata de ser un sargento pero tampoco de consentir absolutamente todo capricho. Algunos padres optan por educar a sus hijos bajo el lema “somos amigos”. Los padres educan, los amigos no. Establece las normas que consideres oportunas y haz entender a tu pequeño que son buenas para que todos estéis más a gusto.
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