Desde la infancia nos han enseñado que 'la mejor defensa es un buen ataque'. Sin embargo, adoptar una actitud defensiva cuando interactuamos con los demás puede suponernos vivir continuamente alarmados por situaciones que, en realidad, no son tan peligrosas como pensamos.
La actitud defensiva se construye sobre el miedo a ser herido por los demás. Sin embargo, cuando ponemos en marcha ese tipo de recelo y las estrategias que nos sirven para defendernos de los demás, puede que nos encontremos con la desagradable sorpresa del rechazo ajeno.
Un conocido psicólogo estadounidense, Paul Watzlawick, reveló hace décadas el concepto de 'la profecía cumplida' según el cual, cuando ponemos en marcha una actitud defensiva o conductas de evitación hacia los demás atraemos, precisamente, todo aquello que pretendemos evitar.
Y es que, las personas que poseen este rasgo en su carácter, son propensas a vivir con la alarma continuamente encendida, sin disfrutar de la posibilidad de relajarse cuando interactúan con los demás.
Pero lo más grave de estar siempre a la defensiva, es que la persona que adopta esta actitud no se da cuenta de, hasta qué punto, las reacciones que percibe en los demás se deben a su propia actitud recelosa o incluso agresiva.
Para dejar de estar siempre a la defensiva y abandonar esa actitud de alarma hacia los demás, es importante ser consciente de ello y saber que a través de esa actitud, sólo ponemos obstáculos a nuestras relaciones interpersonales. ¿Reconoces que siempre estás a la defensiva? Pues entonces, ahora, estás verdaderamente preparado para el cambio.
Ha llegado el momento de dejar de ver las relaciones interpersonales como una batalla en la que siempre hay un ganador y un perdedor. Ahora toca mirar hacia delante, y comprender que cuando interactúas con los demás, tan sólo intercambias puntos de vista, y que esas opiniones diferentes a la tuya pueden contribuir a enriquecerte desde el punto de vista personal.
Otra de las claves para dejar de estar siempre a la defensiva, es empezar a manejar las emociones desde una perspectiva más asertiva. Ten en cuenta que, las personas que adoptan esta actitud defensiva, suelen tener reacciones exageradas ante cualquier estímulo que reciben del exterior.
La actitud más adecuada a partir de ahora es que, antes de interpretar de forma subjetiva cualquier situación, empieces a observar la realidad como un mero espectador. Esta es una buena estrategia para dejar de sentirte atacado por tu entorno, y con ella comprenderás que no todas las reacciones de los demás suponen un ataque hacia ti.
Las críticas que nos hacen los demás no siempre son negativas, sino que se puede extraer de ellas diferentes lecciones constructivas. Si siempre estas a la defensiva, es posible que sientas cierto temor hacia las críticas que te hacen los demás. Pero, a partir de ahora, debes tomarte las críticas desde una postura mucho más asertiva, extrayendo el lado positivo de cada una de las opiniones negativas que recibas.
Si eres de los que siempre estás a la defensiva, es posible que hayas adoptado una visión muy pesimista del mundo que te rodea porque piensas que los demás están en tu contra. Para abandonar ese pesimismo, es importante que empieces a darle una oportunidad a los demás confiando más en ellos y en su buena voluntad.
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