Euforia, admiración, afecto, optimismo, gratitud, satisfacción, amor, agrado; enfado, odio, tristeza, indignación, impaciencia, envidia, venganza, celos. Son los 16 tipos de sentimientos que existen, algunos de ellos positivos y otros negativos; y muchas veces los sentimientos un factor determinante en las decisiones que tomamos y en nuestras acciones. Al fin y al cabo, ¿quién no ha actuado nunca movido por la euforia, por la indignación, por amor o como venganza? Sin embargo, detectar los sentimientos nunca es fácil de modo que podemos llegar a cometer errores en nuestra vida como consecuencia de no saber qué función tienen.
Nuestros sentimientos no son más que estados de ánimo producidos por las causas que impresionan nuestro propio ánimo, por nuestras emociones, y como hemos visto pueden ser dolorosas, tristes, alegres o felices. Están vinculados a nuestra dinámica cerebral, y son determinantes a la hora de reaccionar ante las situaciones de forma positiva o negativa. Se puede decir que son emociones conceptualizadas que determinarán el estado de ánimo de las personas, y aquí conviene hablar de la diferencia entre sentimientos y emoción ya que muchas veces se confunden.
Los sentimientos aparecen como consecuencia de una emoción que nos permite ser conscientes de nuestro estado anímico. Las emociones pueden ser tanto positivas como negativas y los cambios que se dan en nuestras cargas emocionales son determinantes a la hora de determinar las características de los sentimientos. Otro aspecto muy importante en la relación entre sentimientos y emociones es que estas pueden ser muy breves en el tiempo, pero provocarnos un sentimiento que se prolongue durante mucho tiempo, incluso durante años. Si ambos son positivos podemos alcanzar la velocidad, si son negativos aparecen problemas como la depresión. En cierto modo, nuestras emociones son influenciadas por los pensamientos en cada momento que una información es enviada a nuestro cerebro.
Llegados a este punto conviene resaltar que no hay sentimientos correctos o incorrectos, buenos o malos por el simple hecho de que unos sean positivos y otros negativos. Los sentimientos son algo que está ahí y que existe, todos experimentamos sentimientos positivos y negativos, y tenemos que convivir con ellos. Aún así, muchas veces reprimimos nuestros sentimientos, ya sea de manera consciente o de forma más o menos involuntaria. Por ello es fundamental aprender a expresar nuestros sentimientos, de lo contrario no alcanzaremos la tan ansiada paz interior. Es algo inculcado desde niños que repetimos en la edad adulta, y que nos puede llevar a la infelicidad, de ahí la importancia de saber identificarlos.
Y lo primero de todo será reconocer qué sientes. Sin embargo, etiquetar los sentimientos no es tan fácil como parece, por mucho que conozcamos los 16 sentimientos que hemos enumerado al principio y los síntomas o efectos de cada uno de ellos. Reacciones como el lloro, la ansiedad o los nervios nos impiden expresar lo que sentimos, por eso es recomendable escribir qué nos pasa y cómo nos sentimos para tratar de averiguarlo. Siempre es mejor hacerlo a mano que a máquina, es mucho más personal.
Muchos de los sentimientos se manifiestan en forma de reacción fisiológica, así que analiza tu cuerpo. ¿Te asaltan los nervios, tienes ansiedad, taquicardia, notas un calor infernal, sientes dolor, piensas que te va a estallar la cabeza, estás temblando, crees que vas a llorar de felicidad? Todas estas son reacciones asociadas a sentimientos de todo tipo, y una vez identificada la reacción pregúntate por qué. ¿Por qué te sientes así? Probablemente en la respuesta a ese por qué esté el sentimiento que eres incapaz de identificar.
Por último, identifica los desencadenantes de los sentimientos, esas situaciones que hacen aflorar en ti sentimientos de todo tipo. Puede ser cualquier cosa, desde una canción a una persona, un sitio, un olor, un ruido, un tema de conversación... Una misma situación puede provocarte distintos sentimientos, y estos pueden variar, pero asociar una situación a un sentimiento te ayudará a identificarlo cuando se produzca. No olvides que el primer paso hacia la felicidad consiste en reconocer los sentimientos y de esta manera controlarlos y solucionar las situaciones que nos provocan.
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