Por qué deberías quitarte la coraza emocional

La coraza emocional es un elemento que nos protege. En la guerra los soldados la llevan para protegerse de las balas. En el mundo real las personas de a pie las llevamos para librarnos de otro tipo de balas. Disparos de odio, de amor, de terror... esos disparos que abren heridas que nos hicimos hace algún tiempo y para las que nos pusimos la coraza. Detrás de ella nadie nos puede herir, estamos protegidos, o al menos eso creemos. Es una forma que tenemos en muchos casos de reprimir nuestras emociones y a la larga una de las consecuencias de llevar esa coraza emocional puede perjudicarnos considerablemente.

Para saber qué es eso de la coraza emcional tenemos que trasladarlos al terreno de esas barreras inconscientes que nos ponemos a causa del miedo. Puede que el origen esté en el miedo a tener pareja, en el miedo a estar solo o en el miedo al rechazo. Hay quien tiene miedo a sentir, miedo a ser diferente o miedo a que le hagan daño. El caso creamos una coraza emocional que nos esconde, nos ayuda a parecer lo que no somos. Nos da miedo mostrarnos por miedo a descubrirnos, y al final, acabamos haciéndonos más daño siendo invisibles.

Si queremos seguir llevando la coraza y ocultando nuestras emociones y estado, la actitud más habitual será querer agradar a todo el mundo y pasar lo más desapercibido posible. Y es que, si nadie nos ve, nadie se puede enfadar ni hacernos pasarlo mal ni enamorarse de nosotros. Pero también es verdad que nadie podrá conocernos realmente ni ver lo auténticos y especiales que somos. Por eso es importante liberarse de esa coraza emocional para encontrarnos mejor, ya no solo con los demás, sino con nosotros mismos.

Protegernos de quien nos hiere o de quien nos ama

Pensamos que con esta barrera nadie podrá hacernos daño. Nos sentimos protegidos, no mostramos sentimientos y tenemos la sensación de controlar nuestra vida. Nos hemos amurallado y nadie puede penetrar en nuestro interior. Nadie puede conocer nuestros miedos y usarlos contra nosotros. Nadie puede saber qué amamos para romperlo o que ansiamos para arrebatárnoslo. Pero lo malo de todo esto es que, no solo nos cerramos ante quien nos quiere herir, sino que con la coraza emocional también nos ocultamos ante quien nos quiere amar, y eso como ya imaginamos, no es del todo beneficioso.

Lo cierto es que, debajo de nuestra coraza emocional y armadura todavía existe una persona vulnerable y sensible, que se estremece de dolor aunque quiere ocultarlo. Podemos pensar que somos fríos, podemos ser un témpano de hielo, pero la verdad es que, todos somos humanos y al final, por mucha coraza que llevemos, hay situaciones que la traspasan, así que mejor gestionarlas.

Tendemos a pensar que podemos controlar nuestra vida y lo que nos pasa. Y la realidad se nos presenta como un jarro de agua fría cuando nos recuerda que nosotros no somos dueños de nada más que de nosotros mismos. No podemos ser impasibles, solo podemos buscar en nuestros recursos, sacar fuerzas de nuestro interior y tirar hacia delante. Y esto solo lo podemos hacer si nos desprendemos de nuestras corazas y confiamos en nuestras habilidades para salir adelante.

Cómo quitarse una coraza

En primer lugar, debemos ser conscientes de qué coraza emocional tenemos. Es importante que sepamos que no nos queremos acercar a esta persona por miedo a que nos abandone o que no nos apetece viajar a esta ciudad por miedo a alejarnos de nuestra familia. Conocernos y saber lo que queremos es indispensable para deshacernos de la barrera emocional.Así, una de las cosas que podemos hacer para desprendernos de la coraza emocional es salir de nuestra zona de confort y comenzar a vivir ya disfrutar en todas sus vertientes.

Ser valiente y dar la cara es fundamental para poder ser feliz en la vida. Por eso, trabajar nuestra autoestima nos ayudará a romper las corazas, a quitarnos los miedos de ser de una forma diferente a la que somos y a comenzar a disfrutar de nuestra existencia.

Otro aspecto fundamental a la hora de poner fin a esa coraza emocional es empezar por lo que menos ansiedad nos provoque. Es decir, si tienes problemas para tener relaciones o tienes miedo a enamorarte, no hay que pasar por empezar echándose un novio, sino hablar con personas que te puedan atraer e incluso compartir tiempo con ellas sin sentirte mal.