Todos conocemos a alguien perfeccionista, o puede que nosotros lo seamos. Se trata de algo que, aunque a priori pueda parecer que nos ayudará a realizar mejor las cosas, puede que nos esté frenando en el camino hacia el éxito. Y es que, entender la imperfección del ser humano es algo que las personas perfeccionistas no consiguen. Este es uno de los tipos de personalidad que más se da en los tiempos que hoy corren.
Tanto es así, que vivimos en una sociedad en la que se alaba lo perfecto, esto hace que nos obsesionemos en buscar una perfección que no existe, por lo que resulta complicado ser consciente de que cada uno tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. Por eso, ser uno mismo es un camino difícil y ahora lo que se lleva son los cuerpos perfectos, las caras sin arrugas y ¿por qué no?, la pareja perfecta. De este modo, muchas personas tiendan hacia esta personalidad de manera irrevocable en muchos casos. Por ello, ser una persona perfeccionista acaba por arrebatar la esencia real de esas personas, porque como decimos, al final no se puede mostrar tal y como es.
Pero el perfeccionismo puede limitarte de sobremanera. Para empezar, una persona que no quede satisfecha si no lo hace todo perfecto, vivirá en un estado perpetuo de frustración que puede mermar, no solo su estado de ánimo, sino también su salud. El estrés, la ansiedad y la tensión van a formar parte de la vida del perfeccionista, lo que puede limitarnos en nuestro camino hacia el bienestar.
Hay muchos motivos que pueden llevar al perfeccionismo en una persona y a ser clasificado, de un modo u otro en esta personalidad. Algunos estudios aseguran que hay una predisposición genética que nos lleva a ser más o menos perfeccionistas. Sin embargo, cabe destacar el ambiente de estrés en el que vivimos como principal precursor de que una persona acabe con una personalidad perfeccionista.
Entre las principales causas del perfeccionismo encontramos varias centradas en la educación. Desde haber vivido con unos padres que elogiaban todas nuestras acciones, hasta unos que nos exigían más de lo que podíamos dar. Y es que, la presión extra es una de las características más llamativas de los perfeccionistas. Entre otras causas podemos encontrar la baja autoestima, la poca tolerancia al fracaso o el haber sido humillado durante la infancia por compañeros o amigos. Todos estos motivos pueden dar lugar a que un niño desarrolle una personalidad perfeccionista.
No es nada malo querer hacer las cosas bien, todo lo contrario. Pero debemos entender que somos seres humanos con imperfecciones, y aprender de ellas forma parte de un proceso que, lejos de frustrarnos, deberemos saber disfrutar. Si te sientes identificado con todo lo que acabamos de comentar, estos son algunos de los consejos para acabar con el perfeccionismo que puedes poner en práctica para sentirte mejor y dejarte llevar.
El primer paso para ponerle fin al perfeccionismo es como siempre, detectar el problema. A veces no nos damos cuenta de lo nocivo que puede resultar el perfeccionismo para nosotros y nos pensamos que es la única forma de ser eficientes. Por eso, si somos conscientes de lo que nos limita en la vida y definir otro tipo de conducta que resulta más adecuada y satisfactoria.
Los pensamientos negativos forman parte de la mente del perfeccionista como algo habitual. El hecho de machacarnos con que no hemos conseguido hacer algo bien no va a conseguir que aumente nuestra productividad, sino todo lo contrario. Hemos de entender que, de los errores se aprende y si no nos equivocamos, no podremos aprender.
A veces no podemos hacer todo solos, y el hecho de delegar es algo inadmisible para un perfeccionista, tenemos que aprender que pedir ayuda no es nada malo, sino que es algo necesario, que nos ayuda a vivir y trabajar en equipo. El simple hecho de apoyarse en una amistad puede ayudarnos a ver las cosas de otra manera. En la mayoría de los casos no hay nada como desahogarse.
Normalmente, la persona perfeccionista repasa un trabajo varias veces antes de terminarlo, ya que siempre encuentra algo que no está bien. Y a final, esto es una de las principales causas de la ansiedad porque genera una situación que finalmente es insostenible.
Por eso, si es tu caso, te recomendamos que para evitar ser una persona perfeccionista limites el número de revisiones que haces. Si por ejemplo, antes de entregar un pedido en tu tienda, lo miras 5 veces, prueba a revisarlo solo una vez.
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