Mitómanos, mentirosos patológicos o mentirosos compulsivos...Es la denominación que reciben todas aquellas personas que falsean la realidad en busca de su propio beneficio. Además, el principal problema que presenta este tipo de personalidad, es que suelen entrar en una espiral de mentiras que les acaba aislando de la gente de su entorno.
Dijo el filósofo griego Aristóteles que:
"El castigo del embustero es no ser creído, aun cuando dice la verdad".
Y es que, en alguna ocasión, todos nos hemos topado con un mentiroso compulsivo en nuestra vida, un perfil psicológico muy concreto que conviene reconocer para no caer en sus redes. Mentir de forma sistemática y por cualquier motivo puede ser un síntoma de alguna patología emocional, como podría ser una personalidad antisocial. Esta patología lleva a la persona que la padece a mentir de forma compulsiva para buscar el afecto de los demás y escapar de la soledad.
El conocido psicólogo suizo, Anton Delbrueck, definió la mentira patológica o mitomanía como un trastorno psicológico que lleva a la persona a mentir y a distorsionar la realidad de forma compulsiva, hasta el punto de creer sus propias mentiras. Según apuntó este experto, en la mayoría de los casos, la mitomanía aparece sobre todo en personas con baja autoestima que buscan captar la atención de los demás constantemente.
Sin embargo, la acción de mentir de forma reincidente, no siempre tiene por qué estar asociada a una patología a nivel emocional, ya que hay personas que, simplemente, recurren a la mentira aun sin ser conscientes de la implicación o consecuencias que pueda tener para quedar bien, para excusarse ante los demás, o para obtener ciertos beneficios.
De hecho, y según reconoce el psicólogo Robert Feldman de la Universidad de Massachusetts (EEUU), cuando una persona siente que su autoestima empieza a verse amenazada es cuando entonces, empieza a recurrir a las mentiras.
En el día a día es relativamente fácil caer en las redes de persona mentirosa compulsiva. Por ello, es necesario contar con suficientes recursos para identificar a este tipo de personas y saber identificar las falsas historias que nos cuentan. Estos son los principales rasgos de un mentiroso compulsivo:
Los mentirosos patológicos se muestran muy inseguros ante cualquier decisión que han de tomar en la vida, fruto de que son personas con una muy baja autoestima. Estas personas piensan que lo que les rodea no es suficiente, y recurren a inventar mentiras sobre su vida.
Por lo general, una persona compulsiva siempre va a tener cierta tendencia a victimizarse, especialmente cuando los demás descubren alguna de sus mentiras. De esta forma, el mentiroso consigue desviar la atención de la mentira, y así proyecta la atención de la otra persona hacia su enfado o su sentimiento de tristeza.
Los mentirosos compulsivos suelen ser personas poco empáticas con los demás. Y es que el miedo a que los demás descubran sus mentiras les lleva a encerrarse en su propio mundo y a no querer salir de ahí, y esta es la razón por la que les cuesta practicar la empatía.
Una persona que miente compulsivamente suele ser una persona desconfiada. Por ello, cuando una persona está acostumbrada a mentir y los demás no descubren sus mentiras, tiende a desconfiar de la palabra del resto.
Los mentirosos compulsivos también pueden presumir de tener muy buena memoria, una memoria a prueba de cualquier comprobación. Y es que, al mentir, necesitan recordar muy bien todo lo que han dicho para evitar ser ellos mismos quienes destapen sus propias mentiras y no caer en contradicciones.
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