Cuando decoramos nuestra casa o una habitación, seguramente una de las cuestiones clave sea la elección de los colores que van a destacar en la decoración. No se trata solo de una cuestión de gusto estético, y es que, los colores influyen en nuestras emociones y por ende, también en nuestro estado de ánimo.
La psicología del color comenzó a estudiarse hace ya unos siglos, y el objeto de su estudio es, precisamente, la influencia que los colores tienen en nuestras emociones. Hay colores que pueden hacer que te sientas relajado y otros hacen que sientas un chute de energía que proporciona cierta actividad. Por eso, sectores como la decoración o la publicidad, conocen bien cómo utilizar los colores de forma correcta para generar las emociones adecuadas.
Tonos, brillos, intensidades... todo influye en la psicología del color, y todo está estudiado de forma que podamos controlar mejor lo que sentimos. Conocer más acerca de la psicología de color puede ayudar a conocernos más, a saber qué situaciones nos provocan qué emociones, y también a tratar con ellas de la mejor manera posible.
El color nos afecta en cierta medida. Si bien es cierto que alguien que sienta un dolor como la pérdida de un ser querido no va a sanarse por pintar su habitación de un color o de otro, también es verdad que este hecho podría ayudar, aunque fuera en un pequeño porcentaje.
Hay colores para todo, y algunos como el rojo, el naranja o el amarillo son colores que nos activan, nos excitan y hacen que nos movemos. Una dosis de estos colores será fundamental para personas que están desanimadas, de modo que la activación supondrá un punto extra para su bienestar.
La publicidad los usa para dar cierto toque de optimismo a sus anuncios o logotipos. Por otra parte, la decoración debe cuidarse y deben evitarse estos colores para paredes en estancias donde queramos trasmitir calma y necesitemos del relax. Por lo que respecta a la moda, llevar estos colores en invierno, puede ayudarnos a darnos la vitalidad y luz que necesitamos.
Si lo que queremos en dotarnos de un extra de relax deberemos optar por colores como el verde, el azul o el morado. Se trata de colores que hacen que nuestra mente encuentre la paz y nos aporten la calma que muchas veces necesitamos.
El azul del mar o del cielo y el verde de las plantas nos aportan la tranquilidad que deseamos en determinadas situaciones. Por eso, en muchas estancias, salones de masajes o lugares que busquen la calma suelen proliferar estos tonos. Son colores que hacen que nos sintamos en contacto con la naturaleza, en la medida de lo posible.
Los tonos neutros como el blanco o el beige son ideales para ambientes que precisen de una concentración extra. Se trata del color de la pureza, de colores que nos evitan de distracciones. Por ello, son los elegidos en las aulas o en las zonas de trabajo. Además, el efecto refrescante que produce el blanco lo convierte en un aliado ideal en la moda veraniega.
Por otro lado, colores como el rosa o el fucsia inspiran bondad y buenas intenciones. Se trata de una indumentaria ideal si deseas conseguir que alguien te crea o confíe en ti. Por otra parte, estos colores también trasmiten inocencia y niñez, por lo que son muy utilizados para colores de habitaciones de niños.
Entre el rosa y el fucsia podemos encontrar una distinción, donde el fucsia nos daría más fuerza y nos activaría y el rosa nos proporcionaría más calidez y relax.
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