Existe una gran variedad de tipos de fobias y todas tienen su particularidades. Sin embargo, así como algunas son más reconocidas como es el caso de la claustrofobia, también existen otras fobias mucho más raras que simplemente por ser más desconocidas dan algo más de respeto. Hoy hablamos de la somnifobia, el miedo a dormir.
Otra de las características del miedo a dormir es su aspecto limitante. Y es que, si una persona tiene miedo a las serpientes y vive en la ciudad, seguramente no tendrá problemas en su día a día, y su fobia no le supondrá un problema grave. En cambio, si esa persona tiene miedo a dormir, su vida se verá muy limitada, tendrá una enorme ansiedad y las consecuencias pueden ser terribles. Descansar debidamente es un aspecto esencial del ser humano. Se trata de una necesidad básica, y si no dormimos, nuestra salud se resiente, nuestro ánimo decae y nuestra calidad de vida baja estrepitosamente.
La somnifobia puede aparecer a cualquier edad, y entre las causas que llevan a padecer el miedo a dormir podemos destacar dos. Por una parte, hay quien tiene miedo a morir durante la noche, y es precisamente ese temor a no despertar jamás lo que provoca la fobia. Además, también hay quien teme tener sueños inquietantes y pesadillas, y por eso no se puede dormir y desarrolla la somnifobia.
Entre las causas más comunes de la somnifobia suele haber una experiencia vivida que nos lleve a padecer ese miedo. Puede ser que tengamos pesadillas fuertes y temamos volver a temerlas por lo mal que lo hemos pasado en ellas. Por otra parte, también puede que como consecuencia del contagio emocional, desarrollemos la fobia por haberlo visto en otras personas, como alguien que se duerme y no se vuelve a despertar.
Por lo que respecta a los síntomas de la pedifobia, suelen ser parecidos que en otras fobias. Es decir, el miedo, la angustia, las náuseas o sudores fríos, son los habituales ante la idea de dormir. Pero además, la somnifobia presenta otros derivados del hecho de no descansar, como la falta de concentración y la confusión.
Lo primero que debemos saber es que no hay que dejar pasar el tratamiento de la fobia ni tomarlo a la ligera, pues necesitamos de un profesional que nos ayude, para que nuestra vida pueda tener la máxima calidad posible, algo que solo conseguiremos descansando como toca.
En el caso de la somnifobia, será fundamental que el paciente aprenda tácticas de relajación, de modo que pueda aprender a dormirse sin experimentar ningún miedo.
Durante la terapia, el paciente podrá ser capaz de gestionar sus emociones, con la ayuda del profesional. Es así, como conseguirá dormir sin que los ataques de pánico o los sudores fríos le invadan durante este periodo. Además técnicas como la del Mindfulness han resultado muy efectivas para las personas que tienen miedo a dormir.
Hay que recalcar que, aunque se trata de una fobia que se puede curar, el tratamiento de la somnifobia suele ser largo, y en ocasiones son necesarios años para acabar con ella. Dicho esto, si padeces esta fobia, no te asustes, porque los resultados se irán notando progresivamente, y poco a poco, terminarás con este miedo tan intenso por un lado y tan irracional por otro.
En algunos casos, serán administrados fármacos, que ayudarán al individuo a relajarse y a poder dormir. También podrán dotar a la persona de más ánimo y fuerza para controlar sus emociones y acabar con la fobia. Eso sí, los fármacos deberán ser administrados por un médico, que conozca el historial del paciente y que tenga todos los datos sobre él.
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