Todos tenemos miedo en algún momento dado. El miedo es una emoción muy útil, que nos protege de los peligros que nos acechan, nos hace ser consecuentes y responsables. El miedo nos impide saltar de un avión sin paracaídas y nos hace respetar la velocidad en carretera. Pero cuando el miedo se apodera de nuestra vida, eso ya es otra historia.
Como todas las emociones, el miedo deja de servirnos cuando pasa a apoderarse de cada paso que damos, cuando influye en todas nuestras decisiones y nuestras acciones. Entonces se convierte en una emoción negativa. Por eso, cuando tenemos miedo a vivir, estaremos dejando pasar la vida, sin atrevernos a dar un solo paso. Es lo que entendemos como un muerto en vida.
Se trata de una sensación que nos pasa a muchos y muy pocos los reconocemos. Nos sentimos paralizados antes muchas situaciones y no podemos avanzar. El miedo te atrapa y no te deja que te atrevas... que te atrevas a decirle a esa persona que la amas, que te atrevas a lograr el trabajo de tus sueños, que te atrevas a estudiar lo que más te gusta... el miedo te impide vivir.
Por suerte, existen algunas estrategias que podemos utilizar para desafiar al miedo. Para hacerle frente y tomar las riendas de nuestra propia vida. Porque tener miedo a la vida no sirve absolutamente de nada, más que para estar muerto con aspecto de vivo.
Probablemente el mismo miedo te haga pensar que eres un cobarde. Te has acostumbrado a ese modo de vida y es difícil salir de él. Es normal. Pero te aseguro que eres más valiente de lo que piensas. Haberte dado cuenta de que vives con miedo es el primer paso, para continuar te recomendamos que hagas pequeños propósitos, cosas que siempre te han dado miedo y que puedas vencerlas. Verás lo bien que sienta.
No hablamos de hacer puenting ni nada por el estilo. Pero puedes probar por dejarte ver, no te escondas más y prueba a hacer algo que siempre te haya apetecido. Puede ser algo pequeño, pero que sea algo que donde te encuentres, algo que te permita estar bien y que te haga sentir vivo.
A menudo estamos tan agobiados por hechos pasados o tan abrumados por lo que el futuro nos depara que se nos olvida disfrutar de lo que tenemos ahora, en este mismo momento. Si hoy hace sol, sal a pasear y disfruta del día. Si estás con tus amigos, con tu familia, con personas que te quieren, da las gracias y ríe con ellas.
Si piensas demasiado en el pasado puedes caer en una depresión, y si piensas en el futuro aparece la ansiedad. El caso es que, aprender a disfrutar de nuestro día a día nos dará las fuerzas para vivir sin miedo. Piensa que el futuro es mañana, hay que vivir al día, porque nunca se sabe que nos depara la siguiente semana. Nunca dejes de hacer aquello que más deseas, porque puede que luego, sea demasiado tarde.
Ayudar a los demás nos hace un poco más libres. A veces resulta mucho más fácil resolver los problemas de los demás que los nuestros propios, por eso, podemos hacer algo por ayudar a los demás, de esta forma, nos evadiremos de nuestros propios pensamientos y estaremos practicando conductas positivas.
Y es que, ayudar a los demás, no solo nos hace sentirnos mejor con nosotros mismos. Gracias a nuestra ayuda nos sentimos capaces de solucionar problemas, y podremos obtener las armas necesarias para afrontar nuestras propias complicaciones con más fuerza.
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