Ya sea en nuestra relación de pareja, con nuestros hermanos, del compañero de trabajo al que todo le sale perfecto o incluso de nuestros amigos, todos sentimos celos. Pero, ¿cuáles son las causas de estos celos? ¿Por qué aparecen? Y, lo más importante, ¿estos sentimientos son positivos o negativos? Lo habitual es asociar los celos a algo negativo, pero en realidad no tiene por qué ser así. El origen de los celos está en nuestra naturaleza, el ser humano es celoso por definición; pero llega un punto en el que los celos pueden ser un problema.
¿Qué son los celos?
Pero antes de entrar en el análisis del origen de los celos conviene definirlos para tener bien claro el concepto de celos. Y básicamente podemos decir que los celos son el temor a perder a alguien o algo: a una persona de nuestro entorno, una relación, un objeto, una función... Es muy importante no confundir los celos con la envidia, ya que los celos son más un temor a perder lo que tenemos mientras que la una persona envidiosa es aquella que tiene un deseo de poseer lo ajeno o la tristeza por no tenerlo, porque los celos han terminado por cegarle la vista.
El origen y las causas de los celos
Ya en la mitología griega los celos son uno de los sentimientos más recurrentes, lo que habla de su importancia a lo largo de la historia. Tener celos es resultado de un conjunto de emociones naturales, que se manifiestan desde la infancia. El apego que desarrollamos hacia nuestra madre de forma inconsciente al depender de ella por completo hará que pronto aparezcan los primeros celos, que pueden ir dirigidos a todo lo que le pueda hacer prestarnos menos atención: nuestro padre, un nuevo hermano, su propio trabajo...
Las causas de los celos nacen a medida que crecemos ese apego inicial por nuestra madre se va reduciendo, pero desarrollamos el mismo apego por los profes en la guardería, los amigos en el cole.. y así hasta llegar a nuestra pareja cuando somos adultos. A lo largo de nuestra vida tenemos miedo de perder a estas personas importantes para nosotros, de ahí la aparición de los celos. Ni qué decir ya de los celos en la pareja, somos incapaces de verlos, nos volvemos egoístas y la clave para superar los celos en la pareja es precisamente respetar la libertad. Tampoco podemos olvidarnos de nuestro empleo: la aparición de un compañero que quizá se quede con nuestro puesto de trabajo nos hará sentirnos celosos, ya que vemos en peligro algo tan importante como nuestro método para sobrevivir.
Aunque somos incapaces de verlo, los celos arrebatarán lo que más deseamos en nuestra vida. Por eso, el problema llega cuando los celos se convierten en algo patológico, que va más allá de ese miedo o temor a perder algo. Por ejemplo, cuando el miedo a la pérdida es infundado que no tiene ninguna lógica, cuando queremos imponer nuestras condiciones a nuestra pareja y cuando aparece la violencia, ya sea física o psicológica. Cuando los celos son una cuestión patológica, quedamos anulados como persona ya que el miedo a que nos sustituyan dominará todos y cada uno de los aspectos de nuestra vida.
Hay muchas situaciones que pueden desencadenar la aparición de los celos. Entre las más comunes están el miedo incontrolable a perder a la persona a la que queremos, el miedo a quedarnos solos o nuestras propias inseguridades y una autoestima baja. La experiencia de nuestra infancia también influye, y un gesto tan trivial como una sonrisa o cuando suena el teléfono pueden hacer aparecer los celos.
También hay una especie de leyenda urbana o convención social que dice que sentimos celos porque queremos a alguien. Como hemos dicho, los celos son el temor a perder ese alguien, así que no pueden estar relacionados con el amor. Ya hemos visto que los celos, por mucho que sean algo natural del ser humano, pueden ser muy dañinos para ti y para la otra persona; y defender los celos como una prueba de amor es un síntoma claro de inseguridad en nosotros mismos.