Los incentivos de la motivación extrínseca

Los incentivos y efectos de la motivación extrínseca

La motivación extrínseca no nace de nosotros mismos, sino que se realiza para un fin. Cuando es esta fuerza la que nos mueve a actuar, a trabajar, a hablar… se trata de una fuerza consciente, que se hace persiguiendo un fin, y cuando el fin desaparece, desaparece también la motivación.

Así que ante la duda de qué es la motivación extrínseca la psicología nos dice que es aquella que está basada en todos los estímulos y recompensas que necesita un individuo para realizar determinada tarea. Encontramos el ejemplo más común en la compensación económica. Y es que, la mayor parte de la gente no desempeñaría su trabajo si no fuera por la paga al final del mes. Por eso no es de extrañar que se hable de motivación extrínseca en el trabajo que uno desempeña. Y aquí es donde encontramos una de las grandes diferencias entre la motivación intrínseca y extrínseca, la presencia o la ausencia de agentes externos al ser.

No obstante, la autoestima laboral no depende solo de un sueldo, sino que existen numerosos factores de todo tipo que pueden hacer florecer la motivación extrínseca. De hecho, en el trabajo, los jefes puedes disponer de técnicas para potenciar la motivación extrínseca en su trabajadores.

La importancia de la autoestima en el trabajo

Los tipos de incentivos de la motivación extrínseca

Como hemos dicho, el ejemplo por excelencia de recompensa en lo que a motivación extrínseca se refiere, lo vemos en la retribución salarial de un trabajador. Sin embargo, existen otro tipos de motivación extrínseca que también tienen mucho que ver con la motivación.

El sueldo

Pagar un cheque al final del mes o hacer una transferencia bancaria a un trabajador, sea cual sea la tarea que desempeñe, es un claro ejemplo de motivación extrínseca. Será raro que alguien trabaje gratis, por lo que se supone que, sin esta retribución, la persona en cuestión dejaría de trabajar. No obstante, como ya hemos comentado hay varias formas de fomentar la motivación extrínseca en el trabajo que no necesariamente se consiguen a través de la remuneración.

Premios y castigos

Los padres pueden hacer que sus hijos recojan su cuarto o hagan las tareas de la casa ofreciéndoles una recompensa. Esta puede ser de tipo económico o no. Una recompensa es un tipo de motivación extrínseca porque en este caso un padre puede dejarle ir a un concierto o pasar la tarde con amigos. Esto, es algo que en la motivación intrínseca no existe porque hablamos de lo que uno hace por placer y no por obligación o como objetivo de recibir algo a cambio.

Halagos y reconocimientos

Este es otro de los tipos de motivación extrínseca: las labores que hacemos se ven recompensadas por lo que otra gente piensa de ellas. Por ejemplo, para alguien que realiza tareas de voluntariado, la gratitud de las personas a las que ayuda también puede servir de motivación para continuar realizando su labor.

Qué es la gratitud

michaelheim || Shutterstock

Motivación extrínseca y aprendizaje

Y si hay algo que tiene mucho que ver con la motivación extrínseca es el aprendizaje. Los premios, los castigos y las recompensas tienen mucho que ver con la motivación extrínseca, y es que aprendemos lo que es bueno y lo que es malo para nosotros, por las consecuencias que generamos.

Un claro ejemplo lo encontramos en la educación. Los niños pequeños no saben que pintar el sofá está mal, o que recoger sus juguetes es lo que tienen que hacer. Por eso, los padres pueden dar o quitar recompensas en función de lo que hagan. Se trata de una técnica del condicionamiento operante, que resulta más efectiva en el aprendizaje. Otra cosa aparte es la autoestima del niño y el cómo se pueda sentir como consecuencia de este tipo de acciones.

En el colegio también se intenta imponer la motivación extrínseca de formas similares. De hecho, sacar una buena nota u obtener una distinción, pueden ser formas de motivación. Sin embargo, está comprobado que los alumnos con autoestima alta, ganas de aprender y motivación intrínseca obtienen mucho mejores resultados de aquellos que solo tienen motivación extrínseca.

Y es que, aunque es muy efectiva, no hay nada como una motivación que sale de uno mismo para realizar una tarea. Los premios y las recompensas son efectivos cuando no hay un motivo interno, pero el potenciar esa motivación intrínseca es la que nos hará tener mejores resultados.

Es importante que mantengamos una forma de tener la motivación. Los éxitos y las recompensas en el trabajo, tanto si provienen de otros como de premios que nos damos nosotros mismos, son fundamentales para conseguir un buen trabajo.

Share this post

Mamen Palanca

Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad CEU Cardenal Herrera. Amplia experiencia en el campo de la redacción de artículos y reportajes de diferentes temáticas, destacando la psicología. Por este motivo, actualmente continúa su formación académica cursando los estudios de Grado en Psicología por la UNED, motivo por el cuál es una apasionada del campo de desarrollo personal y la gestión emocional.

[fbcomments]