No es del todo correcto considerar las emociones negativas como algo malo en su totalidad. Cualquier tipo de emoción encierra mil matices y puede provocar reacciones muy distintas. Aunque te parezca extraño, las emociones negativas también tienen su lado bueno y sabiéndolas reconocer y controlar pueden aportarte grandes beneficios.
Entre todas las emociones negativas del ser humano como el enfado, envidia, miedo, o la frustración hay algo más que podemos aprender de ellas. Son algunas de estas emociones que todos hemos sentido en algún momento de la vida. Si prevalecen y crecen en nuestro interior pueden llegar a convertirse en un verdadero lastre e incluso volverse tóxicas, pero su presencia puntual es algo normal que contribuye al propio desarrollo personal. Aquí es donde encontramos los principales beneficios de las emociones negativas pero también es cierto que de nosotros depende el cómo influirán.
A nivel mental, no es saludable rechazar de pleno, intentar anular y “ahogar" nuestras emociones negativas. Como seres humanos las tenemos, debemos aceptarlas con naturalidad, saber reconocerlas, expresarlas y, además, sacar provecho de ellas. Y a fin de cuentas, sabemos que las emociones negativas se pueden convertir en positivas, solo tenemos que buscar las herramientas que nos ayuden a conseguirlo.
Un ejemplo claro es la emoción del miedo. Sentirla no es agradable, pero un cierto nivel de miedo controlado es básico para la supervivencia de la propia persona. Uno de los beneficios de una de las emociones como es el miedo es que nos hace ser más prudentes, nos mantiene en alerta y nos hace actuar buscando la auto protección. Visto así, el miedo nos proporciona un beneficio evidente siempre que podamos con él y no se transforme en pánico irracional.
3 puntos a favor de las emociones negativas
Como hemos dicho, forman parte de nosotros mismos y en la proporción justa, ayudan a mantener el necesario equilibrio, pero además, entre los aspectos beneficiosos y desconocidos de estas emociones negativas, hay que destacar:
- Las emociones negativas son beneficiosas porque son fuente de nuevas experiencias y eso nunca es malo en sí mismo. Tener una emoción negativa puede hacer que descubras aspectos de ti misma que no conocías. Sentir dolor y pena, porque alguien te ha tratado mal, te hará sufrir pero, una vez identificada esa emoción, pondrás a prueba tu capacidad para superar la situación que la provoca. Una emoción negativa superada siempre implica una enseñanza válida que te permitirá afrontar mejor situaciones similares que puedan repetirse en un futuro. Esto no es otra cosa que desarrollar nuestra capacidad de gestionar las emociones.
- Autocontrol. Estar enfadada, por ejemplo, supone atravesar un estado emocional negativo que debes aprender a gestionar. Sentir enfado no siempre es malo y expresarlo, puede ser clave a la hora de solucionar un conflicto. Experimentar emociones negativas supone hacer un verdadero ejercicio de auto control, algo que siempre aumenta la fuerza mental de cualquier persona.
- Ayudan a mejorar. Hay que insistir en que no hablamos de emociones tóxicas que lleguen a anularnos, sino de aquellas que, aun siendo negativas, suponen un estímulo para la propia superación. Como casos concretos podemos señalar dos:
Frustración
Es esa desagradable emoción que implica que nos sintamos mal por no alcanzar una meta u objetivo de cualquier tipo. Lógicamente es una sensación negativa pero controlada puede ser el mejor acicate para continuar luchando por lo que queremos aún con más energías.
Envidia
Todos hemos dicho alguna vez eso de la envidia sana. Es un claro ejemplo de cómo una emoción cargada de negatividad tiene también su lado positivo. Una persona con suficiente equilibrio interior puede obtener beneficios de la envidia que experimenta hacia alguien si se convence de que aquello que envidia está a su alcance y debe trabajar por lograrlo.
Como ves, las emociones negativas no son tan perjudiciales como parecía a simple vista. Las emociones negativas forman parte de nuestro ser. Hay que conocerlas para que no se apoderen de nosotros y pasen de emociones a sentimientos profundos y arraigados más difíciles de controlar o modificar. Analizando tus emociones negativas, aprendiendo de ellas y de las reacciones que llegan a provocar en tu conducta, ganarás en equilibrio interior y podrás aprovecharte de sus beneficios ocultos.