Disfrutar de cada momento, sentirnos bien y en paz con nosotros mismos y con los demás, apreciar los pequeños detalles… suena bien pero no es sencillo. Esos conceptos intangibles son para muchos la clave de la felicidad, pero ¿cómo alcanzarlos? ¿cuáles son los ingredientes de esa receta maravillosa que nos hace ser felices?
No se trata de estar contentos por un motivo concreto. Eso está muy bien, pero la idea de felicidad es algo más compleja. Filósofos y psicólogos de todos los tiempos coinciden en que depende en gran medida de nosotros mismos y de saber elegir en cada momento las emociones que prevalezcan en nuestra vida. No podemos controlar sentir lo que sentimos… ¿o sí? Por supuesto hay situaciones que nos causan sufrimiento: la pérdida de un ser querido, los problemas económicos y laborales, las discusiones familiares… pero si realmente nos sentimos bien, podemos afrontar cualquier acontecimiento sobrevenido sin que nos haga sentir profundamente infelices.
El gran “secreto” es hacer un esfuerzo de análisis personal que nos permita decidir qué ingredientes queremos que formen parte de nuestra vida y cuáles descartar por resultar destructivos para la felicidad propia. No es tan complicado, porque hay emociones a nuestro alcance que debemos “trabajar” para hacer que prevalezcan.
¿Qué añadir a nuestra vida para ser felices?
No existe ninguna clave de la felicidad mediante la que podamos conseguir el bienestar y la paz interior, no obstante existen claves para ser feliz, una serie de ingredientes para conseguir la felicidad que puedes añadir a tu día a día. ¿Qué tal si empezamos por disfrutar de las pequeñas cosas?
Gratitud
Una persona agradecida es consciente de la fortuna que supone simplemente estar vivo. Disfrutar de lo que se tiene, sin estar en un resentimiento constante por lo que nos falta es una actitud que rebosa positivismo y que contribuye, sin duda, a la felicidad. La salud, el trabajo, la gente que cada día hace algo por nosotros, la belleza del entorno natural … ¿te has parado a pensar la de cosas por las que deberías sentirte agradecido?
La proactividad: no esperes, actúa
La frustración que conlleva no hacer nada ante un problema es muchas veces la causa principal de la infelicidad inexplicable. Lo pasado no tiene remedio, pero lo que está por venir, depende de cada uno de nosotros. ¡No lo olvides! Siempre se puede hacer algo y aunque no logremos nuestro objetivo, el hecho de intentarlo proporciona energía, ánimo y buenas sensaciones. Este “ingrediente” no es válido únicamente para afrontar situaciones difíciles, sino también para interactuar con los demás. ¿Sientes rencor y deseos de venganza hacia una persona? ¿Por qué en vez de permitir que ese sentimiento te destruya no actúas y aclaras la situación que lo ha provocado?
Buenas amistades
Se dice que quien tiene un amigo tiene un tesoro y, aunque la frase está más que repetida, encierra una realidad básica para nuestra felicidad. Consejo, cariño, momentos divertidos, sensación de no estar solo… desde luego que es un valioso tesoro que hay que cuidar y potenciar sabiendo recibir y también dar. ¡La amistad es la mejor fuente de felicidad!
Amor
A la pareja, a los padres, a los hijos, a la naturaleza, a los animales, a tu trabajo… el amor es uno de los sentimientos más potentes que existen. No hablamos de enamoramiento momentáneo, sino del amor que trae sosiego y bienestar porque nos hace ver lo bueno de lo que nos rodea. El amor es siempre generoso, desea el bienestar de los demás y eso se traduce en el bienestar propio. Odio, envidia, celos… son emociones tóxicas que desaparecen cuando el amor se impone.
Capacidad de perdón
Ingrediente básico de la felicidad porque si no somos capaces de ser benevolentes con los errores propios y no perdonamos los fallos de los otros, la frustración, la baja autoestima y el rechazo hacia los demás pueden acabar con cualquier opción de disfrutar de una vida feliz.
Esperanza
Complemento perfecto para la pro actividad. Hago lo que está en mi mano y confío en que cualquier situación adversa, puede mejorar. Alguien que incluya la esperanza como “norma” de su día a día, será siempre más feliz que una persona que solo es capaz de ver horizontes negros en un futuro próximo. No se trata de confiar en “la suerte”, sino de trabajar por mejorarla, pensando que las cosas pueden cambiar. Tener siempre esperanza en la propia vida, es contar con un plus de positividad que nos hace ser más felices.