La prisa y la falta de tiempo se han convertido en una constante en nuestras vidas. Sin darnos cuenta, somos esclavos de ese reloj que cronometra cada uno de nuestros actos. Si crees que el ritmo de vida actual no es el que debería ser, únete al movimiento Slow para hacer las cosas, igual de bien, pero de otra manera. El concepto de movimiento Slow o movimiento lento busca precisamente ayudarnos a llevar una vida más plena, una vida que nos ayude a conquistar nuestra felicidad dejando a un lado las presiones y los agobios.
Siempre creemos ir con el tiempo justo. Vamos a toda velocidad para no llegar tarde al trabajo, la fast food (comida rápida) se imponte y, por supuesto, charlar un rato con los amigos o dar un agradable paseo es una pérdida de tiempo… tal vez hayan sido las nuevas tecnologías, el concepto de globalización o esa idea impuesta de que hay que ser el número uno en todo y llegar el primero a cualquier meta. El caso es que la ley de cuanto más deprisa, mejor, se ha convertido en una losa que el movimiento lento pretende derribar.
Así es cómo surge el movimiento Slow, palabra anglosajona que significa lento, despacio, y que se basa en el principio de que cada proceso, cada acción, tiene su ritmo natural, un tempo propio que nuestra frenética actividad diaria se suele saltar “a la torera”. La consecuencia de esta realidad, ya se refleja en algunos de los graves males que padece nuestra sociedad actual. El estrés, ansiedad, depresión o simplemente mal humor… no tenemos tiempo para nada y esto acaba siendo insoportable y haciéndonos infelices. Este es el principal objetivo del movimiento Slow volver al principio, y tomar conciencia del presente.
¿Qué propone el movimiento Slow?
No se trata de la idea simple de “hacer las cosas despacio” sino de tomarse el tiempo necesario para cada una de ellas, disfrutando del proceso de hacerlas sin el agobio de acabar cuanto antes. El Slow propone un estilo de vida diferente, más pausado y relajado, para valorar nuestra vida y lo que tenemos, disfrutar de cada momento vivido. Su aplicación práctica incide en todos los sentidos, desde saborear una buena comida, hasta trabajar más felices porque nos gusta lo que hacemos. Entre las iniciativas que promueve el movimiento Slow destacan las siguientes:
- Organiza tu vida sin establecer un tiempo exacto para cada cosa: hay horarios que cumplir, pero no todo tiene que estar cronometrado. Somos personas, no robots.
- Separa el ocio del trabajo y aprende a disfrutar de tu tiempo libre sin horarios predeterminados (¿te suenan esas vacaciones en las que tenemos que hacer tantas actividades "divertidas" que, lejos de descansar, acabamos agotados?).
- Descansa lo necesario: un sueño reparador, de calidad y con las suficiente horas, es esencial también para tu salud.
- En tu trabajo, recuerda que ser productivo no es hacer el mayor número de cosas en el menor tiempo posible, sino conseguir que lo que hagas esté bien hecho y aporte valor. Si te fijas, en los trabajos hay gente que siempre parece ocupadísima pero nadie sabe muy bien lo que hace. Así, trabajar slow no es perder el tiempo, al contrario, es sacarle su máximo partido real.
- Come despacio y disfruta con pequeños detalles de la vida como seleccionar los ingredientes o elaborar tu receta favorita. Tu salud digestiva lo agradecerá.
- Dedica tiempo a tus aficiones: sí, comienza a disfrutar de la vida y deja las preocupaciones a un lado y déjate llevar. Si te gustan las manualidades, la artesanía, el deporte tranquilo, la lectura, el contacto con la naturaleza… lo que quieras. Ese tiempo que dedicas a ti misma es el mejor aprovechado, no lo dudes.
El Slow mental que proporciona el equilibrio interior
El hecho de sustituir la carrera diaria por el movimiento Slow no solo supone modificar hábitos cotidianos. El movimiento Slow es una filosofía de vida que también te traerá transformaciones a nivel mental. Nuestro cerebro vive “acelerado”, con multitud de ideas, pensamientos, emociones y problemas que se suceden, muchas veces, de manera caótica.
Detén el reloj y dedica unos minutos a la meditación como vía de relajación y camino hacia la paz interior. La práctica de la meditación puede ayudarte a que ese movimiento Slow fluya de manera absolutamente natural, consiguiendo que estés más relajada y feliz. No solo necesitas frenar las prisas “externas” impuestas por la actividad diaria, sino, además, poner orden en tus pensamientos e ideas, dando prioridad a las emociones positivas y a lo que realmente importa.
Ahora ya sabes cómo el movimiento Slow puede ayudarte a alcanzar tu felicidad, ¿a qué esperas para sumarte a él?