Las hormonas de la felicidad

Cuáles son las 3 hormonas de la felicidad

Seguro que más de una vez has oído hablar de la serotonina como la hormona de la felicidad. El hecho de conquistar la felicidad es algo hormonal, una serie de procesos químicos que nuestro cuerpo experimenta gracias a las emociones, pero también cuando comemos ciertos alimentos, por ejemplo el chocolate, al dormir... Pero más allá de la serotonina hay otras dos hormonas que nos proporcionarán la felicidad, la dopamina, también bastante conocida, y la oxitodina, quizá la más desconocida de todas ellas.

Dopamina

La dopamina es un neurotransmisor con un importante papel en el sistema nervioso. Nuestro cuerpo la sintetiza de forma natural, aunque también se ha sintetizado de forma artificial, y tiene muchas más funcionas más allá de proporcionarnos la felicidad. Por ejemplo, nos ayuda a desarrollar una personalidad más o menos introvertida o valiente, quienes tienen más dopamina muestran una mayor predisposición para las emociones fuertes, nos encontramos ante la adicción afectiva al amor, que nos ayuda a motivarnos o decide si un recuerdo se retiene más allá de las 12 horas.

Dopamina y adicción al amor

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Uno de los aspectos más curiosos de este neurotransmisor es su relación con el sobrepeso. Quienes tienen cierta tendencia a la obesidad o el sobrepeso tienen menos receptores de dopamina, de forma que para sentir la misma sensación de placer y felicidad la comer un dulce que otras personas con un mayor número de receptores necesitan ingerir mucha más cantidad, de ahí que se produzcan esos problemas para perder peso. Eso sí, las personas con menos densidad de receptores de dopamina D2 tienen una mayor creatividad.

Oxitodina

No solo es una de las hormonas que nos ayudarán a ser felices, sino que la oxitocina es la hormona del amor. Si nos ponemos técnicos tenemos que hablar de una pequeña molécula orgánica, un oligopéptido de solo nueve aminoácidos que se produce en el sistema nervioso central, en el hipotálamo para ser más precisos. Desde allí se transfiere a la hipófisis, una de las glándulas cerebrales, que almacena la oxitodina para segregarla cuando sea necesario. El parto y la lactancia son los dos momentos de nuestra vida donde tenemos unos niveles más elevados de oxitodina.

La oxitodina es la hormona de la felicidad

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Pero el sobrenombre de hormona del amor le viene porque activa los centros de recompensa dopaminérgicos, produciendo placer por ejemplo durante los orgasmos. Se relaciona con la monogamia y la fidelidad, pero también ayuda a cohesionar grupos de personas y a cimentar las relaciones entre las personas. Además, entre otros beneficios de layuda a regular el estrés, y tiene cierta relación con las adicciones, pero también con la depresión, la esquizofrenia, el autismo, el síndrome del intestino irritable o con algunos problemas de corazón.

Serotonina

Y llegamos a la archiconocida hormona de la felicidad, la serotonina, que está presente en grandes cantidades en muchas partes de nuestro cuerpo. Si se produce cualquier desequilibrio en los niveles de serotonina de nuestro cuerpo nuestras emociones se resienten, y podemos pasar de la felicidad a la tristeza. De hecho, durante años se han relacionado los bajos niveles de serotonina con la depresión, aunque esa relación no es 100% precisa desde el punto de vista científico. Eso sí, las personas con depresión tienen bajas concentraciones de serotonina en sangre.

La serotonina es la hormona de la felicidad

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Al gestionar las emociones de las personas y estabilizarlas, la serotonina también ayuda a reducir los niveles de agresividad y las conductas violentas que pueden emanar de la agresividad ya que es una sustancia que anula la testosterona. Y aunque la serotonina influye en nuestra capacidad de enamorarnos de una persona, los altos niveles de serotonina se asocian a una falta de deseo sexual. Más allá del aspecto emocional, la serotonina nos ayuda a controlar la temperatura del cuerpo o a hacer una mejor digestión ya que, a diferencia de lo que mucha gente cree, las mayores concentraciones de serotonina están en el tracto gastrointestinal.

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Pau Sisternas

Graduado en Periodismo y comunicación por la Universitat de València. Postgrado en formación del profesorado de Español como Lengua Extranjera. Periodista, blogger, community manager, apasionado del deporte y atleta en mi tiempo libre. De Valencia, intento vivir de lo que más me gusta escribiendo en blogs. Aficionado a cualquier deporte, adicto a las series, creo que las películas se disfrutan más con palomitas. Aunque suene a tópico, a mi también me gusta leer, viajar y la buena comida.

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