Ese imposible necesario que han intentado definir con distintas palabras filósofos y pensadores de todas las épocas puede estar más cerca de lo que creemos. Ser feliz depende en gran medida de nosotros mismos. La felicidad hay que buscarla sabiendo que parte de su secreto está en disfrutar de la propia búsqueda. ¿Quieres algunos consejos para jugar con ventaja a la hora de ir a por ella?
Tiene mil matices y cada uno de nosotros defiende su propio concepto de felicidad pero hay rasgos comunes que la identifican. Paz interior, equilibrio con el entorno y con los demás, aceptación de las propias limitaciones y disfrute de cada pequeño éxito… son algunos ingredientes de la felicidad, pero cómo se puede lograr ese envidiable estado de bienestar? A continuación te dejamos algunos consejos para ser feliz.
¿Cómo se puede ser feliz?
La felicidad es algo perseguido por todos y, desgraciadamente, no existe una fórmula mágica para alcanzarla. No obstante si que existen una serie de cosas para situarte en el camino hacia la felicidad. Sigue esta serie de consejos o pautas para ser feliz y conseguir el ansiado bienestar y paz interior.
Cuídate
No es una banalidad. Ese concepto “etéreo” de felicidad empieza por cosas tan sencillas como el cuidado personal. Descansa lo suficiente, sigue una dieta equilibrada, haz algo de ejercicio y cultiva también tu lado espiritual: la lectura, la reflexión personal, la meditación o escuchar la música que más te apetece… Sentirse bien con uno mismo es el primer paso.
Solo existe el presente y hay que aprovecharlo
El pasado no tiene remedio y el futuro no está escrito. De ti depende sufrir por lo ya ocurrido y por lo que está por venir o centrarte en tu realidad actual y en todos sus aspectos positivos.
No soy perfecta pero tengo muchas cosas buenas
La propia aceptación es regla básica para ser feliz. Todos tenemos limitaciones. Intentar mejorar, ¡claro que sí! pero generar un pozo de amargura porque “no llegamos a todo” es una manera de autocastigo que hay que desterrar.
Perdona
Ligada al consejo anterior, la capacidad de perdonar siempre implica bienestar y paz interior. Una persona feliz también se enfada, pero no alberga ni hace crecer sentimientos negativos como el odio, el rencor o el deseo de venganza.
Trabaja la resiliencia
Resiliencia. Este concepto, utilizado por psicólogos y ahora también por los coachs, define la capacidad de un ser vivo para adaptarse a situaciones adversas. Incide en nuestra felicidad y hay que “trabajarlo” para saber afrontar cualquier problema con actitud positiva, siendo conscientes de las dificultades y de nuestras propias capacidades para hacerles frente y superarlas o para aprender a convivir con ellas, como parte de la vida que son.
Agradece cada nuevo día
El agradecimiento es uno de los ingredientes de la felicidad. Agradecer el hecho de vivir, de tener salud, amigos, familia…es una manera de valorar lo que tenemos y no estar añorando lo que ya no está o sufriendo por lo que queremos conseguir. Si miras a tu alrededor, verás que tienes mucho que agradecer y por lo que sentirte feliz.
Pequeños retos, grandes satisfacciones
Ya lo decía Ortega y Gasset: la felicidad se alcanza cuando nuestra “vida efectiva” coincide con nuestra “vida proyectada”. Si te marcas metas inalcanzables, aparecerá el sentimiento de frustración y serás infeliz. Para sentirte bien contigo mismo, trabaja duro por superarte, por alcanzar lo que deseas, pero siempre siendo realista y proponiéndote metas posibles que, una vez conseguidas, contribuyan a tu felicidad.
Ten esperanza
¿Por qué las cosas van a ir a peor? Si lo ves todo “negro” y crees que cualquier cambio será negativo, difícilmente puedes sentirte bien. Para ser feliz, actúa, pon de tu parte para lograr mejorar cualquier aspecto de tu vida y ten esperanza en que obtendrás buenos resultados.
Aprende a disfrutar de los detalles
Hay días mejores y días peores pero cada uno de ellos está formado por una sucesión de momentos. Si estás en uno de los buenos, ¡sácale partido!, disfrútalo al máximo y no lo dejes pasar como si tal cosa. Una comida deliciosa, una tarde con amigos, una excursión de fin de semana, una reunión familiar… fíjate en que, hasta un día que no es de los mejores, tiene algo bueno.
Sonríe más
Proponte cada mañana intentar ser un poco más amable con los que te rodean. Las sonrisas, las palabras y los gestos de cariño no cuestan nada y contribuirán a fu felicidad y a la de los demás.