Si te ves atrapado en una relación con una amistad tóxica, lo mejor que puedes hacer es ponerle punto y final y olvidarte de esa persona nociva para siempre. No siempre es fácil identificar a las personas tóxicas -de hecho, es el primer paso para acabar con estas relaciones-, y muchas veces nos costará acabar con ella ya que se trata de personas y relaciones que te atrapan y minimizan tu autoestima hasta el punto de plantearte si realmente deberías acabar con esa relación, algo que puedes hacer siguiendo estos tres pasos.
Identificar a las amistades tóxicas
Es lo más difícil, ya que hay diferentes perfiles de amistades tóxicas, que muchas veces se pueden confundir con otro tipo de relaciones. Los más habituales son los pasivo-agresivos, manipuladores, envidiosos, amargados, dramáticos y competitivos, aunque hay más perfiles de amistad tóxica. Los síntomas son muy evidentes desde fuera, pero desde dentro cuesta darnos cuenta de que son personas envidiosas o de que no paran de cuestionarnos, ya sea por esa envidia, por nostalgia e incluso para tapar su baja autoestima o propias inseguridades.
Otro síntoma de una amistad tóxica es que la otra persona sea muy pesada con sus problemas. Para reforzar su autoestima necesitará que escuches que desgraciado se siente, que tu vida es mejor que la suya y argumentos similares, pero cuando le cuentes tus problemas rápidamente cambiará el tema de conversación y volverá a orientarla a sus problemas. También puede ser que, para destacar en el grupo, siempre seas el blanco de sus bromas o comentarios de mal gusto, algo que su séquito -que también es tóxico- te reirá.
Tarde o temprano nos daremos cuenta de que estamos rodeados de amistades tóxicas. Por ejemplo, cuando tomemos consciencia de que hemos renunciado a nuestros principios para encajar en un grupo donde ya no nos sentimos a gusto, o si tenemos que callarnos nuestras opiniones y nuestros pensamientos por el miedo al rechazo o al “qué dirán”. Llegados a este punto nos daremos como nuestro yo interior, nuestra propia alma, echa de menos su naturaleza. Así que no nos queda más remedio que coger el toro por los cuernos y empezar a alejarnos de estas amistades tóxicas. Cuanto más drástica sea la decisión, mejor.
La fase de alejamiento
Lo primero de todo será ponerle límites a esa persona tóxica. Si te has cansado de sus bromas o de los comentarios que hace a tus espaldas, no dudes en decirle directamente lo que piensas de ellos e invítale a que acabe con ellos. Eso sí, no fantasees con que cambie. Es uno de los errores más habituales a la hora de abandonar a tus amistades tóxicas, de cortar relaciones perjudiciales para ti. Algunos sentimientos como la envidia son imposibles de modificar, y por mucho que lo desees es difícil que una persona cambie de un día para otro.
Una buena forma de desahogarte es escribir una carta o un correo electrónico diciendo todo lo que piensas, y luego ya decides si se lo envías o no. Para evitar enviarlo por error mejor no desahogarse vía WhatsApp, no vayamos a pulsar “enviar” sin querer. La rabia hacia esa persona tampoco te aportará nada bueno, y una vez desahogado no vale la pena que la mantengas, olvídate de esa persona.
Ser fiel a la decisión, el gran reto
Las personas tóxicas siempre están al acecho, y por mucho que hayas decidido acabar con esa relación y se lo hayas dejado bien claro, es fácil que vuelva a ti con (falsas) promesas de cambio que nunca cumplirá.
Ya hemos visto en la segunda fase que está prohibido fantasear con que las personas cambien, no lo hacen, así que mantente firme en tu decisión, pese a las influencias y presiones que puedas sufrir también por parte de otras personas. La mejor forma de reforzar nuestra decisión es rodearnos de un círculo de amistades no tóxicas que nos apoye.