A lo largo de la vida, todos pasamos por situaciones complicadas y entre ellas, destacan los conflictos. Se trata de momentos en las que tenemos una discusión con alguien o diferentes puntos de vista sobre alguna cuestión particular. Convivimos a diario con los conflictos, los vemos en la televisión, en la calle, en casa... a veces somos los protagonistas y a veces no pero, ¿cómo afrontamos un conflicto? ¿Qué es lo que conviene hacer y lo que no? A partir de aquí, la psicología de cada uno es diferente, por tanto las reacciones son tantas como personas hay involucradas. Cada persona corresponde a un tipo de personalidad, por lo que lo que haga uno no tiene porqué ser del agrado del otro. El debate está abierto.
En primer lugar, no todo debate o discusión se convierte en conflicto. A veces, podemos tener diferentes puntos de vista sobre algo y no tratarse de un conflicto. Sin embargo, cuando a una de las dos partes le afecta, y comienza a experimentar sentimientos negativos entonces aparece el conflicto. A pesar de ser algo habitual, tendremos que tratarlo con cuidado para que no se convierta en un problema mayor.
Así, entre las emociones que pueden darse como consecuencia de los conflictos encontramos sobre todo el miedo y las inseguridades. También pueden aparecer la tristeza o la ira entre otras, y ahí es cuando el conflicto se convierte en un verdadero enfado. Nos encontramos ante emociones que en general van asociadas al conflicto. Para solucionar el conflicto, tendremos que tener en cuenta unos factores que nos ayudarán a salir de él.
Es importante resaltar que, en un conflicto, siempre hay más de una parte implicada. No podemos esperar que sean los demás los que lo resuelvan, sino que lo mejor es que tomemos las riendas de nuestros propios sentimientos.
Qué hacer y cómo posicionarte ante un conflicto
Si queremos poner fin un conflicto en el que actualmente nos encontramos, sea con nuestra familia, amigos, pareja o cualquier otro tipo de relación, será mejor que tomemos nota de algunos consejos para terminar con un conflicto que pueden sernos muy útiles para devolver la paz a nuestra vida.
En primer lugar, si no sabes cómo actuar ante un conflicto es importante que no evites el tema de conflicto, sino que nos enfrentemos a él. Dejándolo pasar no lo vamos a solucionar, solo se volverá más grande hasta originar más causas para discutir. Esto es muy importante para superar un conflicto emocional, porque el hecho de abordar el problema es siempre la solución a todo lo que nos pasa, se trata de una forma directa de conseguir una solución.
Para empezar, fíjate en tu reacción. Piensa si ha sido exagerada o demasiado agresiva. ¿De verdad has intentado practicar la empatía? Intenta ser sincero contigo mismo en esta valoración, ni muy duro ni muy transigente. También puedes pensar en cómo resuelves normalmente estas situaciones y piensa si puedes hacerlo mejor.
Trabaja la asertividad
Una de las reglas básicas para manejar un conflicto es precisamente esta. Ten siempre presente el resto y la calma cuando vayas a abordar una de estas situaciones difíciles. Utiliza la asertividad para hablar con la otra persona, muéstrate amable y no la interrumpas cuando habla, sino que, es mejor que escuches atentamente lo que tiene que decir. Mostrando esta actitud, es posible que el conflicto desaparezca.
Para crear un ambiente adecuado, te recomendamos que hables primero de los puntos que tengáis en común. Si estos existen, seguramente podréis valorar juntos, otras alternativas para llegar a una solución, incluso podréis elaborar estrategias juntos para conseguirlos. Es esencial que evites la confrontación cuando trates de solucionar un conflicto, pues esto no hará más que añadir más leña a la llama de la tensión. Concéntrate en el tema y en cómo solucionarlo, y si puedes trabajar con la otra parte para hacerlo, evitaréis discutir y os centraréis en resolverlo.
Las claves a tener en cuenta para la resolución de conflictos
En definitiva, podemos resumir que, las claves para resolver un conflicto son 3, y tendremos que trabajarlas para evitar tener situaciones fuera de control, en lo que a conflictos se refiere.
Colaborar
La práctica conjunta para la resolución del conflicto y el trabajo de ambas partes, es una parte clave para terminar con el conflicto.
Igualar
Dar a la otra parte la misma importancia que a la tuya, puede llegar a una situación pacífica. Y es que, cuando la igualdad se impone en el conflicto, es más fácil resolverlo.
Comprometerse
No es fácil mantener un compromiso firme, pero si lo hacemos, garantizaremos un buen final para nuestra complicada situación.
Ahora ya sabes cómo debe ser tu actitud ante un conflicto lo que debes hacer y lo que no. Así que no dudes en ponerlo en práctica.