Las personas empáticas son aquellas que conectan rápidamente con los demás, son personas respetables y respetuosas que se saben poner en la piel del otro. Ciertamente, la empatía nos trae grandes beneficios a nuestra vida, sobre todo porque disfrutamos de relaciones más placenteras con los demás y porque también nos sentimos mejor con nosotros mismos.
Como bien apuntó Rafael Bisquerra en Las Competencias Emocionales, en el ámbito de la Inteligencia Emocional, cuando hablamos de empatía, hablando de una competencia social, que es resultado de la conciencia social, aquella que tiene lugar cuando uno ya es consciente de sí mismo, pasando a desarrollar la conciencia del otro, de la organización.
Entonces, ¿qué es lo que nos ayuda a ser más empáticos?
Ya lo apuntó C. Rogers:
"Ser empático es ver el mundo a través de los ojos del otro, y no ver nuestro mundo reflejado en sus ojos"
La palabra empatía significa "sentir dentro". Por lo tanto, ser empático se traduce en ponerse en el lugar del otro, tratar de sentir lo que sienten los demás, y conlleva un completo ejercicio de apertura al mundo, para tratar de ser más comprensivos con el exterior. El psicólogo y escritor estadounidense Daniel Goleman definió la empatía como un radar social, y determinó que para ser empático, es necesario contar con diferentes competencias y habilidades:
1. Tener una actitud de escucha activa
Ese es el pilar básico de la empatía. El hecho de comprender otros puntos de vista que existen a nuestro alrededor, o comprender que una persona se sienta de una forma determinada que sería diferente a la nuestra en un contexto específico. En este sentido la asertividad viene completamente acompañada de la empatía, no se concibe un concepto sin el otro.
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2. Contribuir al desarrollo de los otros
El efecto Pigmalión es la contribución que una persona puede hacer al desarrollo de los demás, promoviendo esperanzas positivas , así como ofreciendo seguridad y confianza a las personas que de su entorno. Aceptar los pensamientos de los otros y valorarlos como puntos de vista es lo que enriquece a este tipo de personalidad.
3. Ampliar la red de relaciones
Según Goleman, las personas que disponen de una amplia red de relaciones están más preparadas para entender y tolerar a los demás, porque a través de las relaciones sociales, comprenden lo que ocurre a su alrededor.
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Todo lo que te pierdes si no practicas las empatía
Comprender y respetar la opinión de los demás y entender cómo piensan y sienten, manteniendo nuestro propio criterio, es la base para crear unas relaciones personales saludables, tanto con la pareja, como con los amigos, los miembros de la familia o los compañeros de trabajo. Ser empáticos nos aporta muchos e interesantes beneficios. ¿Te apuntas a recoger todos los frutos que puede aportar la empatía a tu vida?
1. Ser más objetivo
Al mantener la ecuanimidad con el resto de personas que les rodean, las personas empáticas son capaces de apartar los prejuicios y de comprender el punto de vista de los demás desde una perspectiva más completa e integral.
2. Mejorar la autoestima
Uno de los beneficios que reciben las personas empáticas sobre ellas mismas, es que el hecho de sentir que provocan un efecto positivo en los demás, contribuye a su propio refuerzo, y mejoran su autoestima.
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3. Consolidarás tus relaciones profesionales y personales
Las personas empáticas puede presumir de tener unas relaciones de mayor calidad, que aquellas que no practican esta escucha activa. Y es que, actuar de forma empática con los demás, refuerza los vínculos afectivos y sentimentales, incluso, favorece las negociaciones en el ámbito laboral y empresarial. A nivel de pareja, la empatía refuerza el vínculo sentimental que existe entre ambos, y ensalza aspectos tan importantes en la pareja como la comunicación, la confianza, incluso, las relaciones sexuales.
4. Te sentirás más carismático
Las personas empáticas tienen grandes dotes de comunicación, y saben llegar a los demás. Esto les convierte en personas más carismáticas, porque tienen una mayor capacidad de conexión emocional con los demás.
Fuentes consultadas:
- Bisquerra Alzina, R., & Escoda, N. P. (2007). Las competencias emocionales.
- Goleman, D. (1995). Inteligencia emocional. Barcelona: Editorial Kairós.
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