Las comparaciones son odiosas, pero más allá de eso, también son muy perjudiciales para nuestro crecimiento personal. Pero, ¿qué pasa cuando esas comparaciones no las llevamos a cabo nosotros mismos y son efectuadas por otra persona hacia nosotros mismos? ¿Cómo respondemos? ¿Qué actitud debemos tomar en estos casos?
Hablamos de esas situaciones en las que bien directa o indirectamente una persona nos compara con otra, una situación perjudicial para nuestra autoestima, que se ha convertido en una práctica muy habitual, cuyo resultado es especialmente negativo para nuestro bienestar.
¿Cómo nos afectan las comparaciones?
Cada persona desde que nace es única, y tiene sus propias virtudes y defectos. Sin embargo, los seres humanos solemos caer en el común error de compararnos unos con otros, con la única intención de sentirnos superiores o inferiores a los demás.
Y es que, si caemos en el burdo error de compararnos continuamente con los demás, llegará el día en que empecemos a confundir nuestras metas y objetivos con las de las personas con quienes nos comparamos. Las comparaciones, por lo tanto, nos hacen daño, por dos razones fundamentales:
Afectan a la autoestima
Compararnos con los demás nos suele llevar a menudo por el camino equivocado. Y es que, la respuesta emocional que sentimos cuando nos comparamos con otros, es una respuesta inmediata, que puede reforzarnos o dañarnos, según con quién nos comparemos. Si, por ejemplo, nos comparamos con alguien que está peor que nosotros, lo más normal es que reforcemos nuestra autoestima y nos sintamos bien al realizar la comparación. Sin embargo, cuando hacemos una comparación negativa (que suele ser en la mayoría de los casos), es decir, con alguien que está mejor que nosotros, lo normal es que, de forma inmediata, comencemos a sentir un gran malestar, algo que afectará de forma negativa a la autoestima así como a la seguridad que tenemos sobre nosotros mismos. porque desde ese primer momento lo que haremos será dejar de creer en nosotros mismos, escuchando las voces interiores de otras personas, pero no la nuestra.
Comprometen el crecimiento personal
A lo largo de toda nuestra vida nos dedicamos a construir nuestro propio desarrollo personal a través de las distintas experiencias que nos toca vivir. Sin embargo, todos los cimientos de este crecimiento pueden empezar a tambalearse cuando caemos en el error de compararnos con los demás.
¿Cómo responder a las comparaciones?
Ahora que hemos visto que las consecuencias de compararse con los demás son muy perjudiciales de cara a nuestro bienestar emocional, autoestima y crecimiento personal, ha llegado el momento de aprender a responder a las comparaciones cuando seamos objeto de ellas.
1. Comprender que todos somos diferentes
El primer argumento que debes tener siempre presente para que no te vuelvan a afectar las comparaciones, es que todos y cada uno de nosotros somos únicos y completamente diferentes al resto.
2. Aprender a mantener la propia vida
¿De qué sirve envidiar a otros porque tienen un mejor trabajo, o porque ganan más dinero, o porque tengan ciertas habilidades que tú no tienes? Compararte no te ayudará a conseguir esas cosas que tú no tienes y otros sí, por lo tanto, supone una pérdida de tiempo hacerlo. En lugar de compararse, es mucho más sensato que aprendamos a mantener nuestra propia vida, estableciendo nuestras propias metas y objetivos, sin que éstas estén influenciadas en los logros de los demás.
3. Utilizarlas como un elemento motivador
Si sabemos utilizar las comparaciones de modo correcto, podemos sacarles a éstas un lado muy positivo. Y es que, si somos capaces de compararnos con los demás sin sacar el lado malo, entonces podemos emplear las comparaciones como una herramienta que nos motive y nos ayude a conseguir nuestras propias metas y objetivos. Sin embargo, hay que saber poner un límite al hecho de compararnos con los demás, ya que si lo hacemos en exceso, es probable que a través de las comparaciones intentemos alcanzar un perfeccionismo que no existe y que, además, afectará de forma negativa a nuestra autoestima.