Si sueles llevar cualquier cosa hasta el límite, te obsesionas con cualquier cuestión o, simplemente, eres incapaz de dejar de hacer algo que realmente te gusta y te satisface, puede que tengas una personalidad adictiva. La personalidad aditiva es el patrón de personalidad que predispone a la persona a padecer una adicción o que la hace más vulnerable ante este tipo de hábitos. Por ello, el hecho de tener una personalidad adictiva puede convertirse en algo perjudicial, ya que esta conducta puede acabar convirtiéndose en algo destructivo y nocivo para nuestro bienestar emocional.
¿Cómo son las personas adictivas?
Aunque tendemos a pensar que las adicciones son, simplemente, la dependencia a una sustancia química, la realidad es que una persona puede volverse adicta a cualquier cosa, como por ejemplo, al juego, al sexo, a la tecnología, incluso, a un comportamiento a cualquier objeto. Para poder superar una adicción es necesario, en primer lugar, conocer a fondo cómo es la personalidad adictiva, ya que sólo así se podrá gestionar y superar con éxito cualquier tipo de adicción. Estas son las señales más comunes para identificar la personalidad adictiva:
1. Conductas impulsivas incontrolables
Una de las principales señales que pueden identificar una personalidad adictiva son las conductas compulsivas de difícil manejo. Y es que las personas con este tipo de personalidad, suelen sentirse muy atraídas por todas aquellas actividades que implican un impulso inmediato, como por ejemplo un hábito que nos hace experimentar con nuevas sensaciones.
2. Extremismo
Las personas con personalidad adictiva también se caracterizan por ser más extremistas que el resto. Esto quiere decir que suelen guiarse por la máxima 'del todo o nada' o 'del blanco o el negro'. En este sentido, el clásico punto intermedio de las cosas y un equilibrio es lo mejor.
3. Escaso compromiso con las metas personales
Otro rasgo que identifica la conducta adictiva es el bajo compromiso con las propias metas personales. Esto se traduce en una incapacidad para marcarse objetivos a largo plazo, ya que al guiarse por sus impulsos, estas personas sólo se centran en lo que están haciendo aquí y ahora, y a pesar de que esto no sea malo, un exceso de patrón de estas características es lo que puede acabar siendo negativo, esto sucedería por ejemplo cuando recurrimos a las soluciones fáciles e inmediatas.
4. Ansiedad y estrés
Otra de las señales que denota la existencia de una conducta adictiva es que este tipo de personalidad suele desembocar en estrés y ansiedad. Como hemos dicho en alguna ocasión, cada tipo de personalidad afecta de un modo a nuestra salud emocional. Y es que las personas con este tipo de personalidad suelen sufrir remordimientos por haber hecho cosas que realmente no deseaban hacer, lo que les hace tener una mayor predisposición a la ansiedad.
5. Baja autoestima
La personalidad adictiva está íntimamente relacionada con la baja autoestima. Y es que al moverse por impulsos inmediatos, las personas adictivas sienten excitación y felicidad cuando están cumpliendo un deseo impulsivo. Sin embargo, una vez que este deseo se ha cumplido, aparecen otros sentimientos negativos como el de la tristeza o la culpa, sentimientos que dañan directamente la autoestima.
6. Dificultades para la adaptación social
Finalmente, las personas que tienen tendencia a la adicción tienen también muchas dificultades para adaptarse a la sociedad en la que viven. Esta dificultad para la adaptación social suele desembocar en la soledad, por lo que no es raro que una persona con personalidad adictiva tenga una predisposición muy marcada a aislarse de las personas que tiene a su alrededor debido a cómo se siente y esto lleva a retroalimentar los conocidos sentimientos negativos.