Es normal que cualquiera de nosotros se sienta un día más eufórico y al día siguiente, más triste y decaído. Pero, ¿qué pasa cuando estos vaivenes emocionales pasan a formar parte de nuestro día a día? Todas las emociones que experimentamos los seres humanos aparecen en nosotros por algo: nos ayudan a conseguir nuestros retos vitales, son una valiosa herramienta de comunicación y, en definitiva, nos ayudan a sobrevivir en el mundo, porque las emociones tienen la capacidad de adaptarse a cualquier situación.
Sin embargo, cuando estas emociones se descontrolan por completo y pierden esa capacidad adaptativa que define a cada emoción, entonces la persona se deja llevar por ellas sin control, cayendo en conductas complejas de gestionar. En definitiva, esa persona padece lo que se conoce desde la psicología como inestabilidad emocional.
Principales signos que evidencian la inestabilidad emocional
Según afirma Eliseo Chico, profesor de Personalidad y Diferencias Individuales en la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona, la estabilidad emocional es una dimensión del bienestar. En su opinión, una persona tendrá un elevado nivel de bienestar psicológico, en la medida en que sea superior en afecto positivo sobre afecto negativo. Por ello, en este sentido, afecto positivo y afecto negativo contribuyen de forma independiente al bienestar psicológico subjetivo.
A falta de una causa concreta que la desencadene, la inestabilidad emocional evidencia una serie de cambios a nivel psicológico muy significativos, siendo el más común de todos ellos, los cambios rápidos de humor ante cualquier situación. Pero las personas que padecen inestabilidad emocional, también se caracterizan porque suelen pasar largas épocas en las que experimentan emociones muy intensas, o bien una alegría desmedida, o una tristeza arrolladora (distemia), o bien, una desesperación desbordante.
En general, las personas inestables desde el punto de vista emocional tienen también un perfil psicológico parecido, y uno de los rasgos que más destacan en ellas, es que no toleran bien las frustraciones, reaccionado con respuestas emocionales desmedidas cuando las cosas no les salen como habían pensado.
Asimismo, una persona emocionalmente inestable suele tener una baja autoestima, dificultades en la comunicación con los demás, y un pensamiento radical (o lo ven todo blanco o lo ven todo negro, pero nunca ven el gris).
¿Se puede escapar de la inestabilidad emocional?
La inestabilidad emocional constituye una de las mayores amenazas para nuestro bienestar psicológico. Por ello, debemos prestar atención a nuestras emociones y sentimientos para cuidar así nuestra estabilidad emocional y evitar todos los problemas asociados a ella, como la depresión o la ansiedad.
Afortunadamente, el trastorno de inestabilidad emocional tiene solución, y la mejor manera de combatir la inestabilidad emocional es conocer a fondo su funcionamiento, sus causas y poniendo en marcha una estrategia psicológica muy efectiva:
La técnica de la solución del problema
Cuando se presenta un problema en nuestra vida no debemos ausentarnos de la situación y mirar hacia otro lado como si no pasara nada. Según esta técnica psicológica, lo conveniente cuando tenemos un problema es generar muchas alternativas de solución y que ninguna de esas soluciones pase por hacerse daño a uno mismo, o hacer daño a los demás.
Cuando estén listas todas esas soluciones alternativas y plasmadas en un papel, entonces hay que decidir cuál de ellas nos aporta más ventajas, o lo que es lo mismo, la solución que nos plantea menos dificultades e inconvenientes.
La clave de poner en marcha esta técnica, es que a través de ella aprendamos a tomar una decisión, por difícil que esta nos resulte, y que no caigamos en el común error de aplazarla para otro momento.
- Librán, E. C. (2006). Personality dimensions and subjective well-being. The Spanish journal of psychology, 9(1), 38-44.
- Schultz, D. P., & Schultz, S. E. (2002). Teorías de la personalidad. São Paulo.