La generosidad no es una actitud que prolifere hoy en día. Más bien, ser egoístas es casi la norma general, y es que, en un mundo en el que cualquiera se aprovecha de ti, ser generoso, por desgracia, significa prácticamente ser un ingenuo. Sin embargo tenemos muchas cosas que aprender de una persona generosa, de su forma de ver la vida. Este tipo de personas día tras día nos dan mil lecciones.
Rasgos de las personas generosas
Sin embargo, ser bueno, a pesar de lo que piense mucha gente, no tiene que ir unido a ser tonto. Si tenemos una autoestima alta y un amor propio adecuado, la generosidad será una virtud que, lejos de perjudicarnos, nos abrirá muchas puertas. Y es que, ser generoso tiene grandes beneficios que no todo el mundo puede ver.
Ayudan a los demás
La estabilidad mental es un bien muy preciado hoy en día, ya que no todos la conseguimos. Vivimos en una sociedad materialista, donde la ambición está a la orden del día y los celos y la envidia nos traen de cabeza. Sin embargo, las personas generosas se sienten bien dando lo que tienen, lo que hace que tengan más oportunidades de encontrarse mejor. La realidad es que vivir la sensación de ayudar a los demás es lo mejor que a una persona le puede pasar. Y es que, ser una persona generosa tiene grandes beneficios a nivel psicológico porque todo esto nos sube la autoestima y nos hace sentir satisfechos.
Empatía
Muy parecido al punto anterior, las personas generosas practican la empatía. Crean unas relaciones que valen mucho la pena. Y es que, la confianza que dan es en muchas ocasiones devuelta, creando una confianza que pocas relaciones tienen. Además, se convierten en modelos de aquellos a quien acompañan, y dejan huella para siempre.
Pensamientos positivos
Otro de los rasgos de las personas generosas son la gran cantidad de pensamientos positivos que experimentan. Como ya sabemos, tener una actitud positiva ante la vida es la clave para librarse de muchos males. La generosidad produce un efecto en nuestras emociones que es de lo más positivo. Así, atraeremos a los pensamientos positivos, creando un mayor bienestar y ayudando a mantener la depresión alejada de nuestra vida.
Cómo ser una persona más generosa
Lo bueno de la generosidad es que no es un don innato ni nada por el estilo. No es algo genético, sino que podemos aprender a ser más generosos si así lo deseamos. No suena nada mal derrochar algo de generosidad. Y es que, al dar a los demás ganamos nosotros mismos.
Puede que no sepas cómo empezar a ser generoso, por eso te podemos dar algunos trucos para ser una persona generosa y que, poco a poco, vayas desarrollando esta virtud. Está claro que no podemos pasar de ser unos egoístas a generosos de la noche a la mañana, pero sí podemos empezar a cambiar si queremos.
Para empezar, la generosidad es algo que se cultiva, por eso, para ser generoso con los demás, primero has de serlo contigo mismo. ¿Y qué mejor que regalarnos a nosotros mismos más que el tiempo? Date tiempo de relajarte, de hacer cosas que te gustan y ¿por qué no? compra algún capricho. Sintiéndote bien es más probable que quieras hacer sentir bien a los demás.
Empieza con poco, no hace falta que seas Teresa de Calcuta, pero sí que puedes ir haciendo pequeños gestos con los demás y viendo cómo te sientan. Así, desarrollarás tu generosidad y aprenderás a dar sin esperar recibir nada más a cambio que la gratitud de los demás.
Otro consejos para aprender a ser más generoso es que practiques la gratitud. Empieza a valorar todas las cosas que tienes, en lugar de pensar en aquello que no tienes, y a dar las gracias. De esta forma, tendrás la perspectiva adecuada para ganar en generosidad.