La personalidad es una mezcla de factores biológicos y aprendidos. Es decir, todos tenemos nuestro temperamento, algo innato desde que nacemos. Pero una parte muy importante de nuestra personalidad viene marcada por las cosas que aprendemos. De entre todos los tipos de personalidad que existen, hoy hablamos de la personalidad sumisa y sus rasgos. Todos conocemos a alguien sumiso. Son esas personas que no elevan nunca la voz, que hablan despacio y se mueven lento. Normalmente una persona sumisa se quedan en un segundo lugar y prefieren pasar inadvertidas. Acatan órdenes fácilmente y, aunque a veces salgan perdiendo, les cuesta mucho no hacer lo que se les dice.
Se trata de una forma de ser aprendida. Las personas sumisas no nacen así, sino que suelen tener su origen en un pasado lleno de dolor, la vida les ha tratado de una forma dura que les ha llevado a ser así, y dejar de ser de una manera y cambiar un comportamiento es algo muy complicado.
¿Qué caracteriza a una persona sumisa y dependiente?
Las personas sumisas son fáciles de reconocer, y disponen de ciertos rasgos que les hace visibles y les caracteriza, a pesar de su intención de permanecer en segundo lugar. Estas son las principales características que nos ayudarán a identificar a una persona sumisa paso a paso.
Huyen de los conflictos
Si hay algo con lo que no pueden lidiar las personas sumisas es con los conflictos, los evitan y los temen a partes iguales, y es que, se trata de un momento que les causa mucho dolor. Cada vez que evitan tener un conflicto o discutir con alguien lo temen más y así se va haciendo más grande la otra persona y más pequeños ellos. A veces, el precio que pagan por evitar un conflicto es grande, y la mayoría de veces tienen que bajarse los pantalones o dar su brazo a torcer. Pero no les importa, con tal de no discutir pueden acatar lo que sea. Se trata de una forma de actuar que quema a la persona cada vez más.
Son dependientes emocionales
La dependencia emocional es uno de los rasgos fundamentales de las personas sumisas, y es que, como suelen tener la autoestima baja, la delegan en otras personas. Su forma de atraer a su lado a gente es siendo amable y haciendo todo lo que la otra persona dice. Por eso, son carne de cañón para personas manipuladoras y dominantas. La gente con personalidad sumisa necesita un protector y será esta persona la que le de sentido a su vida. Son las que aguantan que se les maltrate, y es que, con tal de no perder a alguien que se queda a su lado, son capaces de aguantar lo que sea.
Las heridas emocionales
Normalmente, detrás de una persona sumisa hay un pasado doloroso del que la persona no se ha podido desprender. Son precisamente esas heridas emocionales las que hacen que la personalidad sumisa se forme y que el individuo en cuestión aprenda a vivir pasando desapercibido, para que nadie note su vulnerabilidad. Como decimos, las personas sumisas tienen baja autoestima y son también personas muy inseguras, por lo que cualquiera puede aprovecharse de ellas. Así, se entra en una rueda de dolor de la que solo se saldrá con un esfuerzo por dejar de ser una persona sumisa.
Les gusta la segunda fila
No quieren que se les vea, porque en general, viven con mucho miedo a molestar. Por eso buscan estar siempre detrás de alguien, porque les hacen mucho daño las opiniones de los demás, y prefieren que no se les vea, antes de que se pueda hablar de ellas de cualquier forma. Esta forma de pasar desapercibido se observa en su forma de vestir, de caminar o de actuar, que siempre será lo más discreta posible para que nadie pueda hacer ningún juicio al respecto.
Estos son los principales rasgos de la personalidad sumisa e idependiente, por eso, ahora que los conocemos lo que podemos hacer es un ejercicio de empatía para ayudar en la medida de lo posible a estas personas para que no se sientan tan vulnerables y aprender a tratarlas de otro modo.