Todos valoramos a una persona que siempre está ahí cuando la necesitamos. Aquella con la que podemos contar para todo, desde que nos lleve al trabajo un día que el coche no nos funciona, hasta que nos acompañe toda una noche cuando nuestra pareja nos ha dejado y no queremos estar solos. Son personas a las que consideramos buenas, que nunca se enfadan, que siempre están pase lo que pase... personas que saben amoldarse a nuestras necesidades. Este perfil es el de la persona plastilina, ¿te suena esta descripción?
¿Conoces a alguien con estas características o incluso te has reconocido a ti mismo? Las personas de plastilina son consideradas buenas personas, lo malo es que se prestan tanto a los demás que acaban olvidándose de sí mismos. La excesiva servicialidad de esta personalidad no solo puede causarle dolor a ella misma, sino que además, también afecta a aquel que sí se preocupa por ella. Y es que, olvidarse de uno mismo no es la mejor forma de vivir, ya que es imposible hacer feliz a los demás si no comienzas por ti, ya que quien te quiere, te querrá feliz. Las personas plastilina han practicado tanto el acto de agradar a los demás, que han conseguido desarrollar una gran empatía para atender a sus necesidades.
Sin embargo, al ofrecerse de una forma tan gratuita, lo más seguro es que cuando se necesiten algo, los demás no estén para ellos. Es sencillo, si la persona no se valora y se antepone a los demás, ¿por qué nadie iba a anteponerla a ella? Esta es la realidad a la que se somete la personalidad plastilina y poco a poco la va convirtiendo en alguien vulnerable.
Características de las personas plastilina
Tanto si eres una persona que sufre el síndrome de persona plastilina, como si conoces a alguna, es importante que comiences a tomar conciencia de ello, para intentar salir de esta situación o ver la forma de ayudar al otro. Se trata de un ejercicio que requiere de paciencia, pero como siempre, y antes de nada, lo mejor será conocer bien los rasgos de estas personas plastilina, para darnos cuenta de que realmente somos o estamos ante una persona de plastilina.
Olvidan sus necesidades
Las personas plastilina olvidan sus necesidades y por tanto su autoestima baja por completo. Están tan pendientes de agradar al otro, que tienden a olvidar sus deseos e incluso aquello que más necesitan. Al hacer todo por los demás nos olvidamos de nosotros mismos, causándonos una pena y un malestar que no se podrá solucionar a menos que volvamos a encontrarnos.
No dan para recibir
Las personas de plastilina son excesivamente generosas, y no lo hacen esperando recibir nada a cambio, sino porque para ellas, el agradar a los demás es su máxima prioridad. Esto puede hacer que socialmente estén bien aceptadas, y que encuentren una diferencia con las personas tóxicas, que solo dan para recibir algo a cambio. Puede que no lo hagan por intentar gustar a todo el mundo, sino simplemente porque les sale así, pero luego esto puede correr en su contra, especialmente cuando se encuentran con personas egoístas, precisamente todo lo contrario.
Demasiado generosos y serviciales
Si bien es cierto que la generosidad es una cualidad positiva, también es verdad que cuando se es generoso en exceso, se puede caer en la trampa de personas manipuladoras que utilizarán a la persona de plastilina como el perfecto blanco para sus fines.
Cómo dejar de ser una persona de plastilina
Es importante trabajar la autoestima para dejar de ser una persona plastilina, porque aunque no esté mal hacer favores, tenemos que cuidarnos a nosotros mismos antes de cuidar a los demás, o si no sufriremos enormemente. Si te consideras una persona plastilina o te has sentido identificado con alguno de estos rasgos, te aconsejamos que pongas en marcha algún programa que refuerce tu autoestima y que comiences a verte como esa persona digna de que se te valore. Reflexiona antes de hacer favores a los demás, y no tengas miedo a decir que no. Seguro que muchos te lo dicen a ti y no pasa nada, así que, si ves que hacer un favor a alguien va a ir en contra de ti mismo, apuesta por el no.
Puede que pierdas a algunas personas, pero solo a las interesadas, las que realmente valen la pena se quedarán a tu lado. Es más, si a alguien se necesita al 100% en nuestra vida, es precisamente a nosotros.