Cómo eliminar el odio de tu vida definitivamente

El odio no es más que el sentimiento resultante de la ira, y puede ser muy perjudicial para quien lo padece. Puedes odiar a una persona, pero mientras la odias sube la presión arterial, puedes ganar peso, te sientes más ansioso y estresado, y en los casos más extremos incluso te pueden salir úlceras en el estómago. El gran perjudicado por ese odio eres tú, así que tendrás que esforzarte por dejar atrás el odio porque es uno de los sentimientos más duros que se producen en nuestro fuero interno. Para saber un poquito más qué es el odio y cómo eliminarlo de tu vida tendrás que seguir una serie de pautas o consejos clave.

El odio: ¿pasajero o definitivo?

Suele decirse que el odio es algo temporal, que el paso del tiempo todo lo cura. Esto no deja de ser una verdad a medias, ya que si bien el odio suele ser temporal no tenemos ninguna garantía de que vaya a llegar el día en que por arte de magia dejaremos de odiar a alguien. Y aunque llegue ese día, quizá sea demasiado tarde y el daño que le hayamos infligido a nuestra salud física y psicológica sea demasiado grave como para que ese odio quede en nada, en algo temporal. Por eso conviene cortar de raíz con el problema.

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Uno de los primeros pasos para eliminar el odio que debemos poner en práctica será reconocer que tenemos ese problema de odio. Igual que pasa con el resto de problemas, si no lo reconocemos difícilmente le podremos hacer frente. Además, si no somos capaces de hacerle frente al odio nuestro carácter comenzará más bien a ser el de una persona tóxica, y eso es algo que no nos podemos permitir. Dentro de ese reconocimiento conviene aceptar que nuestro odio solo nos daña a nosotros mismos. La persona a la que odiamos es posible que ni siquiera sea consciente de la situación pero si es consciente lo que conseguiremos será el deterioro de las relaciones con esa persona, porque en ocasiones ni siquiera está fundamentado. Muchas veces el odio nos ciega, no impide darnos cuenta de esa realidad y de todo lo que nos estamos perdiendo por su culpa.

Desfógate para no sentir odio


A veces la mejor forma de librarnos del odio que sentimos por alguien es desfogarnos, decirle a la cara lo que ha pasado, lo que sentimos. Exteriorizar y expresar los sentimientos nos ayudará a sentirnos mejor, y si la otra persona no está dispuesta a escucharnos o no podemos desfogarnos delante suyo podemos recurrir a alternativas como escribir todo lo que sentimos y nos hace sentir ese odio o utilizar la técnica de la silla vacía, sentándonos cara a cara con la silla donde representa que está la otra persona y diciéndole lo que pensamos. Si bien es cierto que es muy complicado convertir un sentimiento negativo en positivo, esta técnica lejos de lo que piensas puede venirte bastante bien porque el odio puede ser una consecuencia de los miedos y las inseguridades que tienes. Así que no pierdas esta oportunidad para sacar el odio de tus pensamientos de una vez.

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En este sentido, también es importante ponerse en la piel de otra persona e intentar comprender la situación desde su punto de vista. Por una parte, cómo llegó a provocarnos ese odio y por otra cómo reaccionará cuando le digamos lo que creemos. En ningún momento esperamos que poniéndote en su piel justifiques un comportamiento que a todas luces ha sido perjudicial para ti, sino que puedas comprender las razones que le llevaron a actuar como lo hizo. Quizá eso te ofrezca una nueva perspectiva de la situación. Piensa en todo momento que reprimir tus emociones desde un principio no hará otra cosa más que empeorar la situación.

Sin perdón, ni vencedores ni vencidos

Sin embargo buscar el perdón de esa persona a la que odiamos no nos servirá de nada. Primero, porque el perdón puede ser efímero, palabras vacías, o directamente negarse a pedírnoslo lo que hará aumentar tu odio hacia esa persona. Y segundo, porque creará la sensación de que tú eres el vencedor de la situación y la otra persona ha salido derrotada del choque, una interpretación errónea.

Nadie gana con el odio. Si consigues que la otra persona acepte la situación y te regodeas de ello, estarás hurgando en la herida y manifestando de otra forma ese odio visceral que de nuevo te provocará ansiedad y estrés. Y aunque manejes tu “victoria” de forma discreta, el daño ya te lo habrás hecho. Otra cosa es que esos daños sean o no irreparables, algo que depende de cada uno.

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Pau Sisternas

Graduado en Periodismo y comunicación por la Universitat de València. Postgrado en formación del profesorado de Español como Lengua Extranjera. Periodista, blogger, community manager, apasionado del deporte y atleta en mi tiempo libre. De Valencia, intento vivir de lo que más me gusta escribiendo en blogs. Aficionado a cualquier deporte, adicto a las series, creo que las películas se disfrutan más con palomitas. Aunque suene a tópico, a mi también me gusta leer, viajar y la buena comida.

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