¿Sientes que tu vida ya no tiene sentido? ¿No encuentras alicientes para seguir adelante? Puede que estés atravesando una crisis existencial o lo que es lo mismo, que te sientas atrapado en un sentimiento profundo de vacío, una situación poco motivadora. Sin embargo, esto no sólo te ocurre a ti, pues a todos, alguna vez en la vida, nos atenaza ese miedo a no saber encontrarle el verdadero sentido a la vida, incluso, a no saber exactamente qué hacemos aquí.
La mayoría de las veces, las crisis existenciales se derivan directamente del hecho de no obtener respuestas satisfactorias a las dudas existenciales. Por este motivo, cuando se presenta una crisis existencial en la vida, es necesario pararse a reflexionar sobre la propia vida y también sobre las propias motivaciones.
Recuerda que, vivir sin darle un sentido a la vida, o vivir bajo la sospecha de que la vida no tiene sentido, son dos de los principales factores que desatan una crisis existencial.
"Hay que darle un sentido a la vida, por el hecho mismo de que carece de sentido" (Henry Miller).
Cómo superar una crisis existencial desde el cambio
Cuando una persona se pregunta por el sentido de su vida, se cuestiona lo que hace e incluso su felicidad, su mente empieza a arrojarle todo tipo de cuestiones existenciales: ¿a qué he venido al mundo?; ¿cuál es mi misión en la vida?; ¿cuál es el verdadero sentido de vivir?.
Sin embargo, y pese a que puede parecer un capítulo horrible en la vida de cualquier persona, el hecho de tener una crisis existencial tiene también su parte positiva, ya que este supone el primer paso para conseguir la vida que realmente se desea, y para ser la persona que uno verdaderamente quiere ser.
Una crisis existencial se puede superar desde el cambio, materializando la necesidad de reinventarse a uno mismo para ser quien realmente se desea ser. Porque, ya lo dijo Charles Darwin:
"No es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente, sino la que mejor responde al cambio”:
Poner las emociones negativas bajo control
Esta es la primera clave para iniciar el verdadero cambio porque, aunque cueste creerlo, las emociones negativas que experimentamos los seres humanos como por ejemplo el miedo, nos paralizan, y el pesimismo es un estado que se contagia rápida y fácilmente.
Cultivar el optimismo
Una vez que mantengas el control sobre las emociones negativas, ha llegado la hora de cultivar el optimismo, una de las mejores herramientas de las que disponemos para alcanzar verdaderos cambios vitales.
Tal y como reconoció Hellen Keller, "el optimismo es la fe que conduce al logro, y nada puede realizarse sin esperanza". Y las personas optimistas tienen una predisposición a esperar resultados positivos en sus vidas, con una creencia general de que las cosas les van a salir bien.
Evaluarse internamente
Reinventarse, sumergirse en el cambio profundo, implica primero echar un detallado vistazo hacia el interior, o lo que es lo mismo, evaluarse internamente. Y es que, para materializar el cambio, es necesario analizar los propios puntos débiles y todos aquellos aspectos que cada uno desea cambiar.
Mirar hacia el interior de uno mismo puede dar muchas pistas sobre el propio yo, pero también, puede ayudar a descubrir talentos en los que nunca antes se había reparado.
Favorecer la creatividad
La creatividad es uno de los ingredientes esenciales en la receta del cambio y para ser más creativo, es necesario dedicar más tiempo cada día a pensar en ideas nuevas, retarse a uno mismo a llevarlas a cabo, y compartir todas esas ideas con otras personas.
Lanzarse al cambio marcándose objetivos
Una vez definido en qué va a consistir el cambio, ha llegado la hora de lanzarse a él, pero no sin antes, programar objetivos a corto plazo y revisar los logros alcanzados cada día.
- Alonso Puig, M. (2010). Reinventarse. Tu segunda oportunidad. Plataforma. Barcelona.