¿Alguna vez te has arrepentido de haber tomado una decisión cuando estabas atravesando un mal momento emocional? Los sentimientos tienen un importante papel cuando tomamos decisiones en la vida, ya que cada sentimiento que habita en nuestro interior nos hace sentirnos de un modo u otro, más alegres, menos contentos. Así, nuestro estado anímico es el que influye directamente en cada una de nuestras acciones, de tal forma que en función de nuestro contexto personal, podamos reaccionar de una forma u otra en un momento determinado.
¿Cómo influyen los sentimientos sobre las decisiones?
Tomar decisiones forma parte de la vida de cualquier ser humano. Acabar una relación, dejar un trabajo, mudarse de casa, cambiar de amigos…Todos y cada uno de nosotros tenemos que enfrentarnos a complicadas decisiones que se nos van planteando a lo largo de la vida. Pero, ¿cómo lo hacemos?
Las personas no somos capaces de separar nuestro lado emocional del proceso de toma de decisiones en sí mismo. Es por ello, que los sentimientos suelen tener un importante poder a la hora de tomar una determinada decisión. Los sentimientos y las emociones son los precursores más poderosos de la conducta humana, por ello, cuando atravesamos un estado emocional determinado, éste suele modificar la forma en la que percibimos lo que nos sucede, influenciando, por lo tanto, en todo nuestro proceso de toma de decisiones.
En este sentido, la Psicología explica que los sentimientos son como un filtro que nos distorsiona la realidad en el momento de tomar una determinada decisión. Es por ello que, decidir en un momento emocional determinado, puede condicionar, y mucho, la decisión que tomamos. Y es que, en el momento de tomar una decisión concreta, por muy meditada y racional que ésta pueda parecer, la mente humana se inclina siempre por favorecer la opción más emocional de todas.
¿Se pueden aislar los sentimientos en la toma de decisiones?
Si alguna vez has tomado una decisión equivocada, influenciado en gran medida por aquellas cosas que sentías en ese momento, es probable que te preguntes si es posible aislar los sentimientos en el proceso de toma de decisiones.
Pues bien, la respuesta a esto es no, no se pueden separar sentimientos y emociones cuando pretendemos tomar una determinada decisión, básicamente, porque los sentimientos y las emociones están presentes en nuestra forma de ver y percibir el mundo que nos rodea. Así que intentar mantener al margen las emociones y los sentimientos para dar paso a un proceso de toma de decisiones lo más racional posible es, sin lugar a duda, una tarea imposible que no podemos llevar a cabo porque, incluso, el pensamiento racional es un proceso intrínsecamente emocional.
Entonces, ¿qué podemos hacer para sentirnos mejor?
Por ello, es importante que, ante la toma de cualquier tipo de decisión, no luchemos por mantener los sentimientos al margen, sino que tratemos a estos sentimientos y emociones como nuestros mejores aliados.
Y es que, en el proceso de toma de decisiones, no conviene reprimir nuestras emociones, ya que éstos también pueden ayudarnos a acertar cuando tenemos que tomar una importante decisión. En este sentido lo que podemos hacer para encontrarnos bien y tener un buen equilibrio es gestionar nuestras emociones, dándoles su tiempo, validando en todo momento lo que sentimos. Esto nos dará más paz, más seguridad, y nos sentiremos bien con cada decisión que vayamos a tomar.
Los sentimientos nos proporcionan interesantes datos sobre nosotros mismos y también sobre el mundo que nos rodea, datos que nos sirven de termómetro a la hora de tomar cualquier decisión en la vida. Tratar a los sentimientos como si fueran tus mejores aliados en la toma de decisiones y dejar a un lado la idea de tratarlos como uno de tus mayores enemigos cuando tengas que enfrentarte a una determinada decisión es la mejor opción.
Comprobarás que esta actitud de abrazar tus sentimientos y emociones cuando tengas que tomar una determinada decisión te convertirá en una persona más inteligente desde el punto de vista emocional.