Ante una era caracterizada por el estrés y la ansiedad, debemos centrarnos en el presente para clarificar nuestras acciones. Esta es una de las premisas del mindfulness. Un método de meditación mediante el que explorar nuestras emociones y pensamientos y, a su vez, fortalecernos y aceptarnos.
4 aspectos clave para empezar a practicar mindfulness
A continuación, abordamos cuáles son los principios esenciales más relevantes a la hora de iniciarnos en el mindfulness. ¡Vamos a ello!
1. La sabiduría de la templanza
En ocasiones, la vida puede estar repleta de situaciones adversas que no siempre somos capaces de afrontar si tenemos una mente fuerte y serena. Cuando la tormenta arrecia, es esencial tener serenidad para seguir avanzando. Y, para ello, es preciso partir de un proceso de introspección que nos proporcione salud mental y calma.
Concretamente, el popular mindfulness consiste en un procedimiento en el que nos situamos en el presente y exploramos todo sobre nosotros y nuestra situación. Es decir, se trata de ejercitar ese momento previo a la acción. Y, a través de un profundo autoconocimiento de nosotros mismos, podremos reunir la aptitud exacta para encarar nuevos retos. Con el objetivo de profundizar en esta práctica, aquí os dejamos todo sobre la técnica del mindfulness según IEPP, el Instituto Europeo de Psicología Positiva.
2. Acabar con la ansiedad
En una era caracterizada por el frenesí y los constantes cambios tanto sociales como personales, es necesario detenerse y respirar. Cuando somos capaces de focalizarnos en los pequeños detalles que vertebran todo lo que nos frustra, es más sencillo tomar las decisiones adecuadas y acertar con nuestras acciones.
El mindfulness es una técnica que nos ayuda a penetrar en nosotros con el objetivo de extraer conocimiento. Por tanto, con la meditación, se reduce la ansiedad y se obtiene una mayor calma, permitiendo enfrentarnos mejor a nuestra realidad.
3. Clarificar y aceptar nuestros pensamientos y emociones
En esencia, el mindfulness trata de instaurar en nuestra mente una atención plena. Por ello, toma el presente, el aquí y el ahora, como la piedra angular de nuestras emociones. Y es que, anclarse al pasado poco puede ayudar a resolver nuestras dudas y problemas presentes y lo mismo ocurre si tenemos nuestra conciencia puesta en el futuro.
La idea principal es conectar con el presente y hacernos cargo de nuestros pensamientos, acciones y emociones. Algo que, aunque algunos quieran relacionar con el esoterismo, guarda una base científica sugiriendo conexiones entre la amígdala y la corteza prefrontal, como señalan en este estudio.
De este modo, su metodología se fundamenta en meditar en ciertos momentos del día. Preferiblemente, durante un momento de calma y en un lugar y ambiente que induzca desconexión. Para ello, es importante llevar ropa cómoda que nos permite establecer una postura cómoda y relajante para así centrarnos en nuestra respiración. Durante este momento, podremos alejarnos de nuestro alrededor y enfocarnos en nuestro interior para comprender y asimilar mejor nuestros pensamientos y emociones.
4. Introspección impersonal: El yo en perspectiva
Básicamente, el mindfulness es un ejercicio personal en el que el "yo" pasa a un plano impersonal. Es decir, se ofrece una mayor libertad a la mente y se deja de calificar de forma positiva o negativa a nuestras emociones y pensamientos.
A su vez, esa capacidad para gestionar nuestras emociones se traduce en un mayor crecimiento tanto personal como profesional. En primer lugar, a causa de tener una mayor conciencia sobre lo que queremos y lo que sentimos. Y, en segundo lugar, nos permite optimizar al máximo nuestras fortalezas y reducir nuestros miedos y puntos débiles.
Porque, al fin y al cabo, somos nosotros los que debemos llevar las riendas de nuestra propia vida. Para ello, el mindfulness surge como una herramienta para conocernos mejor, lograr un mayor crecimiento personal y aprender a gestionar mejor nuestras emociones.