Uno de los mayores enemigos que padecemos hoy en día es la falta de constancia y dedicación. Y no es de extrañar, ya que contamos con un sinfín de estímulos, cosas que nos hacen la vida más más complicada, por lo que dedicarnos de lleno a lo que nos gusta, disfrutar más de nuestros hobbies, perseguir nuestros objetivos y metas y en definitiva ser más constantes en el día a día se complica.
Nos llenamos la boca de excusa y la mente de mentiras. Al ritmo de "mañana empiezo" llevamos meses sin ir al gimnasio, aplazando empezar ese trabajo que nos trae de cabeza, o simplemente evitando una cita con el dentista. Es muy fácil procastinar y demasiado atractivo como para dejarlo pasar, pero esto puede traerte consecuencias nefastas para tu vida. Y seguro que ya has empezado a sufrirlas. Ser constante es todo un reto, pero con paciencia y buenos consejos, se puede lograr.
¿Por qué no soy constante?
Puede que hayas intentado muchas veces dejar de fumar o salir a correr los domingos por la mañana en lugar de estar en la cama hasta las 11. Seguro que tienes algún objetivo que llevas tiempo planeando pero nunca arrancas a realizarlo y tu cabeza te dice que no puedes, que no eres una persona constante y que nunca lo lograrás. Empezamos mal.
Muchos de nosotros pensamos que no somos constantes, que nunca conseguimos nada y es entonces cuando nos resignamos a que somos así. Lo cierto es que, podemos cambiar hábitos como cualquier persona, solo tenemos que encontrar la motivación adecuada para seguir esforzándonos.
Para hacerlo, te recomendamos que pienses el motivo por el que crees que nunca eres constante. Puede que pienses que no vas a lograrlo o que te centres demasiado en el objetivo y no en el proceso. Por ejemplo, si lo que quieres es perder 10 kilos y para ello te pones a dieta, la motivación debe estar en ir haciéndolo bien día a día, no al final al haber perdido los kilos. Si solo te centras en el resultado es normal que abandones.
Trabajar la confianza, creer en un mismo e ir fijándonos metas cortas, será la clave para que la constancia reine en nuestra vida y no nos desmotivemos a la primera de cambio. Por eso, antes de nada, piensa qué es lo que te impide ser constante, y cámbialo.
Crea nuevos hábitos
Si sigues pensando que tú no eres constante y que no hay forma de que cambies, te diremos que eso es una de las excusas que te impiden cambiar. Las personas constantes mantienen ciertos hábitos, y tú también puedes hacerlo si quieres. Así que toma buena nota de este consejo para ser más constante y trabaja tus hábitos cada día. Dicen que hace falta 66 días para convertir un hábito en una rutina.... ¿te atreves a probarlo?
Te recomendamos que adquieras un hábito saludable por cada uno de los malos hábitos que quieres abandonar. De esta forma, te será más fácil superar la tentación y estarás incorporando algo que te hará bien a tu vida. Por ejemplo, como bien dicen desde Guía Fitness, si quieres dejar de fumar, cambia este hábito por hacer más deporte. De esta forma, encontrarás motivación además de crear hábitos que te hacen ser más constante y podrás hacer lo mismo con tus hobbies para sentirte mejor.
La confianza, cuestión fundamental
Trabajar la confianza en uno mismo es lo más importante para que consigas ser constante. Si crees que no vas a conseguir dejar de fumar, seguramente en cualquier momento encontrarás una razón que secunde tu opinión. Verás el momento para coger el cigarrillo y te lamentarás porque ya sabías que esto iba a pasar. Pero esto solo pasará si crees que no lo conseguirás.
Buscar técnicas de autoestima que te ayuden a superar estas cuestiones será lo más adecuado para encontrar esa confianza necesaria para alcanzar cualquier meta que te propongas, y también, para ser más constante.
Ya sabes, ser más constante no es algo que se consiga en pocos días, sino una cuestión de confianza y de trabajo diario. Porque si te lo propones, lo puedes conseguir.