Sentirse angustiado, decepcionado con uno mismo, estar continuamente enfadado y pagar nuestro malestar con otras personas, son síntomas evidentes de que algo no marcha bien en nuestro interior. Si te sientes así, debes saber que, tras la angustia y la desesperación, puede encontrarse detrás un problema mucho más profundo: La desesperación.
La desesperación es una emoción negativa, pues es lo contrario a la esperanza. Se trata, por lo tanto, del elevado grado de tristeza que experimenta una persona de forma muy intensa. Por ello, cuando decimos que estamos desesperados, estamos afirmando que vivimos en una situación emocional muy complicada y estamos reconociendo, además, que hemos perdido totalmente la esperanza.
Cuando una persona se siente desesperada suele sentir rabia, enfado, impotencia...Pero también se está negando a sí misma la posibilidad de coger la fuerza necesaria para hacer frente a todo lo que le depara la vida.
¿Cuáles son los efectos de la desesperación?
El hecho de caer en la desesperación conlleva sentirse angustiado y dejarse llevar por la furia. Por ello, la desesperación es un estado emocional estrechamente vinculado a la ansiedad, el estrés y la depresión. Por ello, estos son los principales efectos que provoca la desesperación:
Pérdida de la capacidad de disfrutar de la vida
Las personas desesperadas viven con la sensación de que su vida no tiene ningún sentido, por ello, uno de los primeros efectos que provoca la desesperación es la pérdida de la capacidad de disfrutar de las cosas que ofrece la vida.
Ansiedad
La desesperación nos lleva a sentirnos en un estado constante de tristeza, como si hubiéramos entrado en un bache del que no somos capaces de salir. En general, la desesperación nos provoca estrés, ansiedad, depresión, fatiga, incluso, agotamiento a nivel físico y psíquico.
Pensamientos negativos
Cuando estamos desesperados, es difícil atraer los pensamientos positivos y optimistas a nuestra mente, por lo que nos sumimos en una peligrosa espiral de pensamientos negativos que nos impiden alcanzar el bienestar emocional.
Aislamiento
Otro de los efectos directos de la desesperación es que las personas que se sienten desesperadas son más propensas a quedarse aisladas porque, al no encontrarse bien consigo mismas, no son capaces tampoco de empatizar con los demás.
3 claves para gestionar la desesperación
El fenómeno de la desesperación ha sido ampliamente estudiado por parte de la Psicología Cognitiva porque se trata de un trastorno que puede desencadenar muchas consecuencias a nivel clínico. De hecho, aunque puede aparecer en cualquier momento de la vida de una persona, la desesperación suele tener su punto de partida en la ansiedad.
Si vives atrapado en la desesperante emoción de la desesperación, pon en marcha estas claves que te ayudarán a superarla:
Acepta tus sombras, la luz llegará
Cuando nos sentimos desesperados nos vemos en la necesidad de hablar con nosotros mismos, pero ebemos aprovechar ese cara a cara con nuestro propio yo para ser capaces de aceptar nuestras sombras y trascender a ellas. Llegará un día en el que veas un poco de luz entre tanta sobra, y te puedas quedar con ese lado tan luminoso de tu propio ser.
Busca apoyo externo
Cuando nos sentimos mal y no sabemos cómo afrontar los problemas que nos genera la desesperación, es necesario también buscar apoyo en nuestro entorno más cercano. Desahogarse con alguien que nos pueda comprender puede ser de gran ayuda cuando nos sentimos desesperados.
Saca tu fuerza interior
Ante la desesperación conviene sacar la propia fuerza interior y dejar a un lado el 'no puedo', para dejarle paso al convencimiento de que todos llevamos dentro una fuerza interior que nos hace superar las situaciones más complicadas.
- Burns, D. D. (2009). Sentirse bien: una nueva terapia contra las depresiones. Paidós..