Cómo sanar el alma

Aprende a sanar tu alma para liberar su dolor

Cuando nos duele una muela o la espalda vamos al médico y nos receta el medicamento adecuado para sanar el dolor. Pero si lo que nos duele es el alma la solución no la encontramos en la pastilla que nos receten en el centro de salud, sino que hay que ir mucho más allá. La cuestión de sanar el alma no es fácil, pero es indispensable para alcanzar la felicidad y liberarnos de lo que nos inquieta. Si tu alma está triste o herida te costará alcanzar dicha felicidad, y eso es algo que tú y los que te rodean notaréis; así que si quieres volver a ser feliz y lograr tu desarrollo personal al completo tendrás que saber cómo sanar el alma para reencontrarte contigo misma.

Consejos para sanar tu alma

El primer paso a la hora de sanar el alma es reconocer esa herida que puede exteriorizarse en forma de dolores físicos ante los que la química es incapaz de poner remedio. No es fácil abrir nuestra alma de este modo y por tanto esto es lo que hace complejo el proceso de aceptación. En muchos casos es nuestra propia sociedad la que puede estigmatizarnos. Al fin y al cabo, una migraña está mejor vista que una depresión, quien la padece queda señalado. Esta es una situación algo contradictoria, ya que nuestros familiares y amigos son la mejor ayuda para solucionar unos dolores en el alma que la sociedad es incapaz de asimilar.

Muy a menudo, demasiado incluso, los problemas del alma están relacionados con nuestra forma de ser y de actuar ante determinadas situaciones. El hecho de no tener tiempo para nosotros mismos puede ser una de las razones que hacen que sanar nuestra alma sea tan complicado, por eso es importante dedicar cada día unos minutos a reflexionar sobre nuestra vida y en cómo podemos mejorarla. No siempre es fácil sacar ese tiempo para ti, puede ser en la ducha, en el metro o antes de acostarte, pero es importante contar con él.


Quizá mientras dedicas ese tiempo a pensar en ti encuentres una solución a las heridas de tu alma. Uno de los mejores remedios para sanar tu alma es decir en alto lo que te duele, no quedarte callado cuando algo te molesta. El simple hecho de callarnos ya nos produce un dolor, y a medida que nos callemos más cosas más grande se hará esa bola y más intenso será el dolor que sentimos, lo que convertirá en una misión cada vez más difícil recuperar nuestra alma. Tampoco debemos olvidar la importancia que tiene cultivar nuestra alma para evitar este tipo de circunstancias, porque al fin y al cabo, todos tenemos el mismo derecho a disfrutar de la tranquilidad del alma.

El psoas, el músculo del alma

Un hecho bastante curioso relacionado con el alma y su curación es el papel del psoas, en especial en las culturas orientales. El psoas es un músculo que se encarga de estabilizar nuestro cuerpo: es vital en nuestro equilibrio, en la movilidad articular o en el funcionamiento de los órganos que hay en la zona abdominal. También es el músculo más profundo de nuestro sistema muscular, de ahí que reciba el sobrenombre de músculo del alma, y esto es algo que por desgracia no conocemos todos. El equilibrio entre cuerpo, mente y alma es fundamental para nuestro bienestar. Por eso, es muy importante aprender a controlar el psoas para poder sanar el alma y en definitiva para conseguir un equilibrio emocional en lo que a nuestros estados anímicos se refiere.

Factores como el estrés pueden hacer que el psoas se endurezca o se acorte, provocando la aparición de dolores continuos que podemos asociar a ese dolor del alma tan intenso. Todos tenemos claro que el alma no está únicamente en este músculo, es algo mucho más profundo, pero sí que podemos ayudarnos estirando bien el psoas, dotándolo de fuerza y flexibilidad que ayuden al alma a fluir junto a nuestra energía lo podremos conseguir.

El yoga es una disciplina que nos ayuda a estirar este músculo y hacer que gane flexibilidad, pero no el único. Estiramientos como llevarnos la rodilla al pecho tumbados boca arriba, o el estiramiento espinal (de nuevo tumbados boca arriba, con los brazos en cruz tocando las palmas de la mano el suelo, llevamos la rodilla derecha por encima de la izquierda en ángulo recto, rotando la cadera y sin flexionar la pierna izquierda, tras unos segundos cambiamos de pierna) nos ayudan a mejorar la flexibilidad del músculo del alma.

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Pau Sisternas

Graduado en Periodismo y comunicación por la Universitat de València. Postgrado en formación del profesorado de Español como Lengua Extranjera. Periodista, blogger, community manager, apasionado del deporte y atleta en mi tiempo libre. De Valencia, intento vivir de lo que más me gusta escribiendo en blogs. Aficionado a cualquier deporte, adicto a las series, creo que las películas se disfrutan más con palomitas. Aunque suene a tópico, a mi también me gusta leer, viajar y la buena comida.

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