El miedo a lo desconocido es uno de los factores que más seres humanos compartimos, y es que, a pesar de que podemos mejorar, nos resistimos al cambio o a lo nuevo por miedo o por lo complejo que pueda resultar este proceso. Nos excusamos diciendo que "más vale malo conocido que bueno por conocer" pero lo cierto es que, nos da miedo cambiar, y resistirse a ello puede significar cambiar lo que hasta ahora hacíamos, y esto es algo que no juega a favor de nuestro desarrollo personal sin ninguna duda.
A todos nos cuesta coger confianza y dejar de resistirnos a un cambio que puede ser positivo, especialmente porque tenemos miedo a que pueda salirnos mal, pero ¿y si sale bien? La resistencia al cambio no es algo que podamos controlar de la noche a la mañana, sino que para superarla, tenemos que trabajar, por ejemplo con algunas pautas que nos ayuden a acabar con las inseguridades e incluso con otras pautas para vencer ese miedo incesante al fracaso y son estos dos factores precisamente los que más nos limitan.
¿Qué es la resistencia al cambio?
El miedo a equivocarnos si cambiamos un aspecto de nuestra vida es uno de los grandes motivos por los que no cambiamos. Pensamos que si decidimos mal todo se irá por la borda, incluso si lo que tenemos no nos gusta, nos da miedo perderlo. Odiamos nuestro trabajo pero nos da miedo cambiar a otro peor, queremos vivir en las zonas que conocemos, aunque no nos gusten, y nos negamos a probar cosas nuevas, aunque podrían encantarnos.
De este modo, existe una gran vinculación entre la resistencia a al cambio con la zona de confort y el vértido que nos da escaparnos de ella. No hace falta romper con todo, pero podemos probar cosas nuevas, que nos ayudarán a conocernos y a experimentar más con nuestro verdadero yo, nuestra esencia.
La resistencia al cambio viene dada por ese miedo al fracaso que tenemos, pero no nos damos cuenta, que no tomando decisiones, también estamos apostando por una realidad que no nos satisface. Atreverse a cambiar es esencial para el desarrollo personal, y por eso, saber cómo afrontar ese miedo al cambio puede darnos con la clave para una vida más satisfactoria.
¿Por qué se produce esa resistencia a lo desconocido?
Esa falta de equilibrio emocional, esa sensación de querer cambiar algo porque cada día estamos menos agusto con nosotros mismos. Todo sin indicadores de que el cambio nos da miedo y nos quedamos atascados, sin saber hacia donde nos dirigimos, pero reflexionando hasta cuánto aguantaremos o en qué momento cambiaremos ese chip para poder avanzar.
Porque nos planteamos si somos nosotros mismos
Vivimos demasiado preocupados en lo que los demás piensen de nosotros, tanto que nos bloquea y apaga nuestra personalidad. Ser uno mismo implica pensar sobre todo en mí y no tener miedo a las opiniones de los demás. Nosotros somos los que podemos cambiar los comportamientos que no nos gusten de nosotros mismos, pero no porque sea lo que los demás esperan que hagamos.
Porque tenemos una falta de motivación
Estamos estancados, nos lo cuestionamos todo, y nos pasamos el tiempo pensando alternativas para acabar con ese desafío que supone cambiar las cosas. ¿Serías capaz de cuestionarte cuál era tu motivación? ¿Hacia dónde querías llegar?
Porque nos cuestionamos si estamos en el lugar que deseamos
Suele pasar que vivimos guiados por unas normas impuestas por la sociedad y cuando nos damos cuenta de la existencia de las mismas nos preguntamos qué ha sucedido con nosotros mismo. ¿Nos estamos resistiendo por miedo pero no hemos alcanzado las metas que deseábamos? Duda, investiga, experimenta y encuentra el lugar, exactamente, donde quieres estar.