Todos hemos tenido alguna vez un mal día, de esos en los que piensas que ojalá no te hubieras levantado. Existen varios tipos de malos días. Están aquellos en los que parece que el universo está conspirando en en nuestra y de repente, el autobús no llega, las tostadas se queman, te quedas sin agua caliente y la lluvia te estropea el camino. También están aquellos días en los que algo importante se va por tierra, un negocio, un amigo o incluso un amor. Y también puede ser que el mal día junte estas cosas y es cuando sientes que ya nada puede ir peor.
Es cierto que hay cosas en la vida que no podemos controlar, y las circunstancias es mejor aceptarlas que negarlas. Por suerte, también es cierto, que no es necesario conformarnos con los malos días, sino que podemos hacer algo por cambiarlos. Al fin y al cabo, aunque no podamos intervenir en las cosas que nos pasan, sí que podemos influir en cómo nos lo tomamos, y esto es cuestión de actitud, por lo que podemos trabajar en ello.
Los 3 mejores consejos para superar un mal día
Si estás leyendo esto y te sientes identificado, debes saber que no estás solo en estos malos días. Nos encontraremos en una situación de bloqueo y pensaremos que no podemos hacer nada para superar un mal día, pero estamos equivocados, puesto que hay algunas cosas que sí podemos hacer para recuperarnos, para sentirnos mejor. En eso consiste nuestro desarrollo personal, así que con esta filosofía en mente vamos a comprobar qué podemos hacer cuando tenemos un mal día para pintar de colores los días más grises.
1. No te des por vencido
Si algo te sale mal, no pienses que ya todo el día va a ser igual. De hecho, nuestra actitud influye enormemente en las cosas que nos pasan, y si hacemos algo pensando que no vamos a poder, tenemos más posibilidades de fallar. Por lo tanto, no te dejes llevar por algo que te ha ido mal, y piensa que a partir de ahora tu día va a mejorar.
A veces, los malos días dependen de nuestra percepción. Seguro que hay momentos en los que una lluvia inoportuna te molesta más que otros, y es que, a diario el mal humor acaba perjudicándonos por ello, tener otro punto de vista más dinámico o tomarse las cosas con humor pueden ayudarnos a poner caras alegres a los malos días, esto ser una persona más optimista. No negamos que el cambio vaya a ser fácil, pero seguro que un pequeño esfuerzo puede hacer que ya valga la pena.
2. Moverse y reflexionar
Si algo ha ido mal, se nos van las ganas de todo. Así, lo único que conseguimos es que el día pueda ir peor de lo que imaginamos. Para darle la vuelta a esa oscuridad que va apareciendo, algo tan sencillo como reflexionar a raíz de lo que hacemos, puede servirnos. La vida es un aprendizaje y como tal, aprender de nuestros errores puede ayudarnos a superarnos. Pies bien, reflexionar o meditar sobre lo que ha hecho que nuestro día empeore podrá cambiar esa tristeza por otra perspectiva.
Otra buena opción junto con la reflexión para por permanecer activo esos días en los que creemos que todo va mal, el ejercicio puede ayudarnos a recuperarnos mucho más pronto de lo que creemos, ya que con él liberamos una serie de hormonas que nos hacen sentirnos mejor con nosotros mismos. Es así, como controlamos la química de nuestro cuerpo y sobre todo de lo que sucede en nuestro cerebro, que nos hace estar más o menos animado. Así que, aunque sabemos que es lo último que te apetece, dar un paseo puede cambiar el rumbo de tu día, vale la pena intentarlo.
3. Haz algo placentero
Lo cierto es que no hay nada mejor que dedicarse un tiempo para uno mismo para superar una desavinencia. Cada uno tiene una forma de sentirse mejor, y tú mejor que nadie sabes cual es la tuya. Por eso, hacer algo que te relaje en un momento de estrés y te haga olvidar lo malo de tu día, puede ser una forma de arreglar una mala jornada, especialmente si lo que necesitas es olvidar.
Darse un capricho de vez en cuando si has tenido un suceso triste es algo adecuado, y es que, solo tú sabes cuidarte de la mejor manera, ya que puedes entender perfectamente lo que quieres en cada momento. No seas duro y déjate relajarte. Además, recuerda que siempre puedes irte a dormir y que mañana será otro día.